Los otros

Duma, Siria – La gente me ha preguntado si me sorprendieron las reacciones que generaron las fotos del niño sirio en la ambulancia, Omran. En verdad, no. Se trata de un niño, un pequeño sumido en los horrores de la guerra. Hay que ser desalmado para no conmoverse por esas imágenes. Ese niño tuvo la suerte de que hubiera una cámara para documentar su dolor. Pero no crea ni por un segundo que se trata de un caso único. Ha habido –y habrá– innumerables casos más.

Duma, agosto de 2016 (AFP / Abd Doumany)

Durante los últimos tres años, he documentado miles de personas heridas en Siria, y una impresionante cantidad de ellas han sido niños. Fotografiar a personas cargando con niños heridos o muertos que han logrado sacar de los escombros de un ataque aéreo o un bombardeo es algo rutinario. Suena duro, ¿verdad? Pero eso es en lo que se ha transformado, en una rutina.

¿Si hay ciertas fotos de niños heridos que me dejan impresiones más duraderas que otras? Si me lo hubieran preguntado hace dos años, probablemente hubiera podido responder esa pregunta. Pero ahora, luego de haber sido testigo de tantas masacres, es muy difícil pensar en un caso específico. Ya se ha vuelto un suceso cotidiano. Ahora guardo las imágenes en mi mente por un tiempo breve, antes de que desaparezcan para sumarse al resto que yace en mi propio cementerio personal.

Duma, septiembre de 2014 (AFP / Abd Doumany)

Un ejemplo de ello fue la semana pasada, pocos días después de que las fotos del pequeño Omran conmocionaran al mundo. Estalló el primer misil del día de un caza MiG en un edificio repleto de familias, a las 08H30 de la mañana, mientras la mayoría de la gente todavía dormía. Más de 10 niños fueron heridos en ese bombardeo. Cinco minutos más tarde, otro edificio fue bombardeado. Y allí ocurrió lo mismo: muchos niños y mujeres resultaron heridos. Fue imposible confirmar si el ataque fue obra de las fuerzas gubernamentales o de los rusos.

Cuando fui al hospital, había unos 10 niños allí. Había una niña, Noor se llamaba. Tenía ocho años. Su padre estaba con ella. Su corazón había dejado de latir y los médicos estaban haciendo todo lo que podían para salvarla. Su padre, llorando, besaba sus pies mientras los médicos intentaban reanimarla.

El padre de Noor a sus pies (AFP / Abd Doumany)

Después de 15 minutos, los médicos se dieron por vencidos. “Está muerta”, dijeron. Pero el padre no quiso aceptarlo. Llorando, comenzó a hacerle reanimación cardiopulmonar mientras gritaba su nombre “¡Noor! ¡Noor! ¡¡¡¡Nooooor!!!!”. Después de 10 minutos de esfuerzos infructuosos, el hombre se desplomó gimiendo en el piso.

Esa escena permanecerá en mi mente por un tiempo. Pero también ella se borrará, para ser remplazada por otra. Y esa nueva escena será igual de desgarradora y a su vez desaparecerá, remplazada por otra. Serán innumerables esas escenas.

El padre de Noor se inclina sobre su hija mientras está siendo tratada (AFP / Abd Doumany)

Cuando ese padre se desplomó,  no pude sacar más fotos. Fue demasiado.

Me dirigí hacia el lugar de la ciudad donde llevan a los cadáveres antes de enterrarlos. Y allí me esperaban escenas similares: padres llorando a sus hijos muertos, viéndolos por última vez.

Emad (AFP / Abd Doumany)

Un niño que murió en los ataques aéreos ese día había perdido a su padre en un bombardeo similar, en la misma zona, más o menos en la misma fecha del año pasado. Su nombre era Emad. Tenía cinco años.

Los niños son las principales víctimas de esta guerra. Las vidas de los niños sirios son las que se han visto más afectadas por este conflicto. Cada día se violan los derechos de un sinfín de niños en todo el país; además de correr el riesgo de morir en ataques aéreos y bombardeos, no reciben la educación o la atención médica que deberían. No pueden vivir una vida normal.

Atención : imágenes muy violentaspueden herir su sensibilidad

Duma, marzo de 2015 (AFP / Abd Doumany)
Duma, diciembre de 2015 (AFP / Abd Doumany)
Duma, agosto de 2016 (AFP / Abd Doumany)
Duma, enero de 2016 (AFP / Amer Almohibany)


 

A estas almas inocentes se les arrebata la vida de todas las maneras imaginables. Su único error es haber nacido en el lugar equivocado en el tiempo equivocado. Nacieron en tiempos de guerra.

Sin un fin del conflicto a la vista, muchos temen que esta guerra deje una “generación perdida” de niños que carecerá de las necesidades más básicas y de educación.

Duma, agosto de 2016 (AFP / Abd Doumany)

He fotografiado innumerables niños vendados, niños sangrientos. He sacado fotos de innumerables cuerpos diminutos amortajados que parecen estar dormidos.

Por supuesto que uno siente más pena por los niños que por los adultos en esta guerra. No sé por qué es así. Tal vez guardemos un lugar especial en nuestros corazones por los niños, porque son tan inocentes y están teniendo que soportar tantas cosas. Demasiadas cosas para alguien de una edad tan corta.

Me comporto de manera distinta cuando saco fotos de víctimas que son niños. De ser posible, busco una manera de aliviar su dolor. A veces les cuento bromas, a veces les muestro cómo salieron en las fotos, a veces les dejo sacar fotos a ellos.

El dolor de los niños de Siria es claramente visible para cualquiera a quien le importe los niños en este mundo. Mi mensaje a ellos es: “Yo hice lo mejor que pude para intentar mostrar su dolor a través de mi lente. Hagan ustedes todo lo que puedan para salvarlos”.

Duma, julio de 2016 (AFP / Abd Doumany)

Este blog fue escrito en colaboración con Yana Dlugy en París.

Abd Doumany