Iba a ser un gran día en Washington, pero se convirtió en el último sobresalto de la agitada presidencia de Donald Trump. El Congreso de Estados Unidos debía reunirse para certificar la victoria de Joe Biden en los comicios de noviembre como nuevo inquilino de la Casa Blanca, un evento ceremonial que adquirió enorme importancia ante la negativa de Trump de admitir su derrota. A la postre, pasará a la historia como el día en que una turba de sus adeptos copó el Capitolio.