"Cuatro días cubriendo en Salvador de Bahia el brote de virus Zika y sus posibles y devastadores efectos en bebés cuyas madres fueron infectadas durante el embarazo me dejaron con el corazón en la mano", cuenta la corresponsal de AFP en Brasil, Natalia Ramos. "Los recuerdos de los niños enfermos, de la pobreza de la ciudad, siguen ahí para mí, una mujer que espera en algún momento ser madre".
"El primer impacto fue en la sala de espera del servicio de neuropediatría del hospital de la Obra Social Irmã Dulce, una ONG que asiste a familias pobres a través del sistema público de salud. Era una sala con hileras de asientos y un calor infernal donde no servían de nada el par de ventiladores que colgaban de las paredes".