“Tenía el Mundial en Brasil, el primero desde el 50, y la locura de 55.000 brasileños en la caldera de Belo Horizonte ilusionados con la victoria y al mismo tiempo temerosos del desastre”, cuenta el corresponsal en Belo Horizonte, Mariano Andrade, quien vivió el partido Chile-Brasil como una réplica menos afortunada del Maracanazo, cuando Uruguay ganó al anfitrión y se llevó la Copa del Mundo. Por un momento pareció posible que la roja venciera al titán. “Entonces, como si fuese una alucinación, el mundo retrocedió al 16 de julio de 1950.Vi a dos jugadores saltando a pelear un balón aéreo del lado de Brasil . El chileno, Mauricio ‘Ghiggia’ Pinilla, se llevó la pelota y buscó a Alexis ‘Schiaffino’ Sánchez…”