Editar las imágenes del horror
El cuerpo de una niña palestina de un año y medio yace en una camilla de una morgue local tras morir en un bombardeo israelí mientras caminaba a una cuadra de su casa con su madre en la ciudad de Gaza el 24 de agosto de 2014 (AFP/Roberto Schmidt)
PARIS, 6 de octubre de 2014 - Mientras editaba una foto de un sirio con su hijo en brazos muerto en un bombardeo, a Andrew Caballero le intrigaron unos cables extraños que rodeaban el cuerpo del niño. Un torniquete, pensó en un principio. Luego, mirando más de cerca, se dio cuenta de que eran los intestinos del pequeño. La foto nunca fue difundida por AFP. Pero esta imagen espantosa permanecerá durante mucho tiempo en la cabeza de Andrew.
Los editores de foto y video de Nicosia, donde está la sede de la AFP para Medio Oriente y África del Norte, se enfrentan todos los días con un aluvión de escenas insoportables. Ellos son los que examinan cuidadosamente las imágenes que vienen de Siria, Irak, Gaza, Libia y otros puntos conflictivos de la región, y que deciden si difundirlas o no. Son los que dedican varias horas al día a ver cuerpos mutilados, niños heridos gritando de dolor y, más recientemente, decapitaciones de rehenes.
Gran parte de este material ultraviolento, no apto para publicar según los criterios de AFP, va al cubo de basura. Pero para entonces ya ha conmocionado a los periodistas que lo vieron.
El editor de foto Andrew Caballero-Reynolds en el desk de AFP para Medio Oriente y el Norte de África en Nicosia, el 26 de septiembre de 2014 (AFP/Florian Choblet)
"Las imágenes horribles, en Medio Oriente, no son nada nuevo", dice la editora de fotos Marina Passos. "Hace diez años, en Irak, ya decapitaban gente. Todo el mundo recuerda también a los cuatro estadounidenses cuyos cuerpos carbonizados fueron mutilados a golpe de pala por una multitud y colgados de un puente en Faluya en 2004. Lo que ha cambiado es que antes, fotos espantosas se recibían una o dos al mes. Ahora es todos los días".
Una imagen ultraviolenta o que atente contra la dignidad humana y que no aporte información nunca será difundida por AFP. Esto no excluye la publicación de imágenes muy duras, sangrientas, pero que dan testimonio de la realidad sobre el terreno. "No se puede ocultar el infierno", dice Marina Passos. "Nuestro trabajo es mostrar el mundo tal como es. También sucede que las imágenes violentas tienen una fuerza estética extraordinaria, como la foto de una niña herida en un hospital improvisado en Douma, Siria".
Una niña herida en un bombardeo espera a ser atendida en un hospital improvisado en Douma, Siria, el 24 de septiembre de 2014 (AFP/Abd Doumany)
"Siempre estamos debatiéndonos", agrega Hassan Mroue, adjunto al responsable de foto para Medio Oriente y África del Norte. "Por un lado tratamos de no publicar las imágenes más chocantes. Pero, por otro, si no las mostramos, da la impresión de disimular un crimen".
Las fotos y videos más duros se transmiten por AFP a sus clientes con una advertencia sobre su contenido (dejando que sea el cliente, a continuación, el que decida si mostrarlos o no a su audiencia).
"Nosotros no censuramos las imágenes de muerte, pero sabemos que la mayoría de los clientes no publicarán imágenes en primer plano de cadáveres y de heridos. Así que nos quedamos sólo con los planos generales", explica Jihan Ammar, coordinador regional de video. "Como los criterios varían según el país, se ha hecho un esfuerzo para tener una producción diversificada. La mayoría de los medios de comunicación estadounidenses y europeos están tratando de proteger al público, evitando mostrarle escenas demasiado fuertes, mientras eso no es lo que buscan los medios de Medio Oriente".
Un niño llora mientras un cirujano le extrae metralla de una pierna en un hospital improvisado en Douma, Siria, el 3 de julio de 2014 (AFP/Abd Doumany)
Antes de hacer su elección, el editor debe forzosamente mirar todo. Esto hace los días de trabajo agotadores en una región donde una enorme proporción de la producción de foto y video de AFP trata de la violencia. La destreza del editor es diferente a la del corresponsal de guerra. El segundo está en el terreno, expuesto al peligro, a la presión de la adrenalina y a ver el horror en toda su realidad. El primero regresa a su casa cada noche, pero debe conciliar su vida familiar con el impacto de haber visto desfilar horribles imágenes por su pantalla todo el día, sin que nadie pueda realmente entender lo que siente.
Aluvión de imágenes sangrientas
"Aunque la imagen produzca mucho malestar es necesario observarla con mucho detalle, pasar un buen rato haciéndolo para ver si es posible mejorarla", dice Andrew Caballero. Este ex informático de Médicos Sin Fronteras se convirtió en fotógrafo tras muchos años de trabajo humanitario en África y Asia, a menudo tiene recuerdos dolorosos. "En MSF mi trabajo consistía a veces en enterrar a los niños", dijo. "Cada foto de un niño muerto me remonta a esos momentos".
Cada editor tiene sus propios límites, sus propias fobias. Para Jihan Ammar, lo más duro ha sido la guerra en Gaza en el verano de 2014 por la avalancha de imágenes atroces de niños palestinos heridos o muertos.
"Aquí en el departamento de video, vimos en esos interminables días niños sacados de entre los escombros sin brazos o sin piernas, padres gritando de desesperación", recuerda. "No sólo estas imágenes sangrientas estaban permanentemente en nuestras pantallas delante de nuestros ojos, sino que veíamos las que aparecían una y otra vez en los canales de televisión árabes que estaban de fondo. Mientras más editábamos, menos hablamos. En una ocasión, una colega que estaba haciendo una revisión rutinaria de un tema que tenía que editar estalló en lágrimas".
ADVERTENCIA: Este video divulgado en julio de 2014 tiene imágenes de niños heridos. Si no puede verlo, haga clic aquí.
Marina Passos le rehuye particularmente las imágenes que provienen de las zonas rebeldes en Siria, donde la AFP no ha enviado más reporteros pero utiliza el material de fotógrafos y camarógrafos locales. Allí también, las imágenes de niños muertos y heridos están a la orden del día. Verlas es aún más difícil para los editores que tienen niños pequeños, lo que los hace identificarse, naturalmente, con las víctimas y sus padres.
"Cuando volví del permiso posnatal hace dos años, fue muy duro trabajar las fotos de Siria", dice Marina Passos. "Durante tres meses tuve miedo de todo. Todas estas fotos de niños heridos, con sus miradas expresando el miedo y el sufrimiento, me remitían a mi propia vida. Antes de ser madre, no me afectaba tratar con este tipo de imágenes, pero ahora es diferente. A veces no tengo suficiente corazón para trabajar imágenes de Siria y tengo que pedirle a mis colegas que no tienen niños que se encarguen ellos".
A veces, el estrés del editor se incrementa por el hecho de que los corresponsales locales, en Siria o en otros lugares, no están familiarizados con los criterios actuales de AFP. "Nuestro nuevo corresponsal de video en Alepo ha hecho un excelente trabajo, pero nos envía a menudo primeros planos de cráneos estallados", dice Quentin Leboucher, adjunto a la coordinación de video para la región. Una vez más, el editor no tiene otra opción para seleccionar las imágenes publicables que mirarlo todo.
Una editora del desk de foto de AFP para Medio Oriente y África del Norte en Nicosia, el 26 de septiembre de 2014 (AFP/Florian Choblet)
Para el editor de video Etienne Torbey, la peor pesadilla son los videos de decapitaciones divulgados por la organización Estado Islámico. "Las imágenes de atentados, de las víctimas de los combates en Gaza y Siria son horribles, pero de alguna manera ya estoy acostumbrado y me chocan menos que estos videos de ejecuciones", dice este libanés. "Ver el cuchillo acercarse a la garganta de la víctima supera todos los límites. Tengo que dejar de mirar". Y para Quentin Leboucher, ver el video del asesinato de James Foley, un periodista que había colaborado con la cobertura de la AFP en Siria, fue una experiencia particularmente dolorosa.
En medio de un video de ejecución, imágenes subliminales
La AFP no ha difundido ningún video de las ejecuciones de rehenes, sino apenas un reducido número de imágenes fijas sacadas de los videos del grupo Estado Islámico (una de las víctimas, y eventualmente una del verdugo).
Los editores deben ver el video para extraer la imagen y recortarla para que sea lo menos degradante posible. Mirar los videos íntegros permite también, en ocasiones, recopilar más información. Esto permitió, por ejemplo, descubrir las secuencias casi subliminales de otra ejecución de rehenes, probablemente en Siria, que se colaron por alguna razón desconocida en medio del video del asesinato del francés Hervé Gourdel en Argelia.
Imagen de un video publicado en las redes sociales el 28 de agosto de 2014 afirmando mostrar algunos de los 160 soldados sirios capturados y masacrados por el grupo Estado Islámico en la provincia de Raqa (AFP/HO/Khilafaa Press)
¿Cómo hacen los editores para soportar? "La mesa de edición de foto de Nicosia es muy unida", responde Andrew Caballero. "Hablamos entre nosotros, bromeamos para hacer el turno menos deprimente. Pero lo asumimos. Si no soportamos ver imágenes impactantes, entonces no debemos editar fotos para Medio Oriente".
"Trato de trabajar como un cirujano que toma distancia con su paciente, que lo opera sin emoción", explica por su parte Hasan Mroue. "Aunque en este momento, me siento como el cirujano de un gran hospital urbano que cayó en paracaídas de repente en un hospital de campaña, en la línea del frente…"
Etienne Torbey, admite haber respirado un bocanada de aire fresco el día en que, el verano pasado, el servicio de video de AFP en Nicosia lo envió de misión al de Hong Kong y editó durante un tiempo la producción de Asia. "Era fantástico", recuerda. "De pronto empezamos a ver temas sobre cultura, arte, sobre los animales en los zoológicos, sobre todas las cosas de la vida normal que nos encantaría hacer en nuestra región. Pero evidentemente, con cuatro países en guerra, tenemos otras prioridades”.
Durante el funeral de tres niños muertos en un ataque israelí en Gaza el 21 de agosto de 2014 (AFP/Roberto Schmidt)
Nunca es fácil volver a casa después de jornadas como esas para reincorporarse a una vida familiar normal. "De repente, esas imágenes atroces irrumpen en la cabeza", dice Andrew Caballero. "Durante la guerra en Gaza, llegaba a casa todas las noches completamente vacío", recuerda Jihan Ammar. "No lograba descansar, dormir, parar la película que veía ante mis ojos. No podía ver la televisión. Pero nunca hablaba de esto con mi familia, son cosas demasiado horribles para compartir".
"Y para aquellos de nosotros que tenemos raíces en Medio Oriente, el nivel de violencia que estamos viendo este año es particularmente desalentador", continúa este egipcio-estadounidense. "Todas las grandes civilizaciones que nos rodean se desmoronan en el caos. Trabajar en el terreno es cada vez más peligroso. Los conflictos están atrapados en círculos viciosos y el fanatismo está asfixiando la región. El futuro luce sombrío".
Roland de Courson es el editor de los blogs Focus, Making-of (francés) y Correspondent (inglés) de AFP
Un hombre carga el cuerpo de una niña herida en un bombardeo de las fuerzas gubernamentales el 3 de junio de 2014 en Alepo, norte de Siria (AFP/Baraa al-Halab)