Venezuela, la caída sin fin
El equipo de video de la Agencia France-Presse en Venezuela, bajo la dirección de Jesús Olarte, acaba de ganar el Premio Région Normandie que otorgan los estudiantes, después de haber sido seleccionado como finalista para el Premio Bayeux Calvados-Normandie para corresponsales de guerra.
Escasez de alimentos y medicinas, hiperinflación, delincuencia, tortura y ejecuciones extrajudiciales: la lista de problemas que afectan al país crece cada mes.
Más de 3,5 millones de venezolanos se han ido y el trabajo de los periodistas que se han quedado es cada vez más complejo y arriesgado.
Este es el testimonio de Yorman Maldonado, un periodista de 28 años nacido en Caracas, que representó al equipo en la 26ª edición del Premio.
Caracas - La cámara ha sido parte de mi vida desde que tenía 16 años. Empecé a grabar muy joven, cuando aún estaba en la universidad. Pero realmente aprendí el oficio en 2013, cuando Henrique Capriles contedía por el poder contra Nicolás Maduro, durante la campaña presidencial. Trabajé para el histórico diario venezolano El Nacional. Entonces, ignoraba la mayoría de las reglas para cubrir los grandes eventos: desplazarse por los costados de las manifestaciones, no quedarse en la línea de fuego de la policía, estar equipado con chalecos antibalas y máscaras antigas. Hoy en día en la AFP todas estas medidas son obligatorias.
En 2017, cuando las manifestaciones alcanzaron su punto más álgido, hubo mucha violencia, pero también mucha solidaridad. Recuerdo que en Caracas la gente abría las puertas de los edificios para que pudiéramos escapar de los gases lacrimógenos.
En estas manifestaciones, hubo heridos regulares, incluso entre los periodistas. Y en estos casos nos mantenemos unidos.
Al menos cinco de nosotros hemos sido golpeados en el equipo de Caracas, afortunadamente sin heridos de gravedad. A menudo por las noches, después de las manifestaciones, los fotoperiodistas de diferentes medios de comunicación nos reuníamos alrededor de la misma mesa, en el único restaurante que aún está abierto en Caracas, como una forma de celebrar que estábamos completos.
Los reporteros comenzaron a ser blanco de la Guardia Nacional cuando los militares se dieron cuenta de que las imágenes evidenciaban de violencia contra los manifestantes.
La situación también es muy complicada para los periodistas independientes, cuando no son conocidos. Los manifestantes antimaduro te amenazan y te dicen que eres un "infiltrado". También es muy difícil para los colegas de los canales de televisión locales, acusados de estar demasiado cercanos al gobierno.
Pero desde 2018 la movilización ha perdido su fuerza por la falta de un líder, así como por la represión y por la terrible crisis que afecta al país. A lo largo de los años, nuestro equipo ha pasado de cubrir breaking news a documentar la miseria de los venezolanos.
La crisis es tan aguda que los que se quedan deben elegir entre protestar o sobrevivir. Consigues comida para el día siguiente o protestas; encuentras agua potable para beber o te manifiestas. Tienes que organizarte todos los días para sobrevivir. Aquí en Caracas hay electricidad, pero en otras partes del país los cortes de luz ocurren varias veces al día. La oposición venezolana está agotada.
El periodismo también ha sufrido. Cerca de sesenta periódicos han cerrado desde 2013, y El Nacional, donde trabajaba antes de ser contratado por France-Presse, el 13 de diciembre de 2018 decidió detener sus rotativas y existir sólo en Internet. Estos cierres son el resultado combinado de la crisis, los cortes de electricidad y la presión del gobierno, que tiene control sobre las importaciones de papel, esencial para los periódicos.
También faltan fuentes. A menudo las fuentes oficiales no responden. Se necesitaron diez años para obtener información oficial sobre la economía, por ejemplo, el gobierno había dejado de dar datos. Lo mismo se aplica a la salud. Dependemos de los analistas y de las ONG.
En los últimos meses, por lo tanto, me he centrado más en las consecuencias humanas de la crisis. Una de las historias que más me ha llamado la atención fue la de los padres movilizados para salvar a sus hijos con cáncer. Necesitaban una medicina que nunca llegó y los niños murieron. Cubrimos el funeral de uno de los niños ¿Cómo entrevistas a una madre cuando su hijo ha muerto?
Cuando se vive en el campo y se cubre esta tragedia a diario, llega un momento en que hay que desconectarse. Intento salir de Caracas, apagar el teléfono, no revisar las redes sociales. De lo contrario, la presión te matará. Es una historia muy intensa y a veces las dificultades también afectan a nuestros familiares.
En Caracas, el equipo está muy unido, es como una familia. Además, los enviados especiales de la agencia al término de sus misiones quieren quedarse. La AFP tiene una ejército de videastas, muchos de ellos venezolanos, desplegados en el mundo.
Es muy valioso tener su visión "fresca" de la situación. Recuerdo en particular a Paula Vilella, una videasta que vino a Caracas después de haber vivido aquí diez años atrás.
Pasó por el jardín botánico y dijo "¡pero es horrible! ¡Está muerto!" Nosotros no lo habíamos notado porque el parque se había deteriorado con el paso de los años.
Es cierto, somos un poco adictos a la adrenalina que se eleva cuando se van a cubrir noticias en de todo el mundo. Pero también me gusta hablar de los venezolanos que se quedan, hacen cosas, trabajan y siguen apostando por su país.
Yorman Maldonado representa en Bayeux a todo el equipo de video de AFP Venezuela, integrado además, por Jesús Olarte, Leo Ramírez, Carlos Reyes, Natasha Vásquez, Edinson Estupinan y Hirsaid Gómez.
Este blog fue escrito con Michaëla Cancela-Kieffer en París. Entrevista para AFPTV realizada y editada con Paul Gypteau.