Estábamos aún en el muelle de Marsella y acababa de terminar una entrevista a Ludovic Duguépéroux, un marino rescatista de la organizacion humanitaria SOS Meditérranée. Justo a tiempo para ver desde cubierta un atardecer de mediados de junio que transformó el cielo en un espectacular conjunto de matices. “Ya verás”, me había dicho como una amistosa advertencia: “la naturaleza del ser humano a puerta cerrada de un barco es muy especial, no hay escapatoria, y dependiendo de la gente que tengas a bordo, puede llegar a ser más o menos opresiva". El comentario no podía tener mejores intenciones, narra Shahzad Abdul, periodista especializado en temas migratorios.
Un relato de su misión a bordo del Ocean Viking, un barco ambulancia rojo y blanco que se propuso rescatar a los náufragos en la ruta de migración más mortífera del mundo.