"Cuando te instalas por primera vez en un país para iniciar un nuevo puesto, aterrizas con una buena dosis de prejuicios. Cuando llegué a México, además de las maletas, una bicicleta y una guitarra, cargaba con varios estereotipos", dice Patrick Anidjar, director de la oficina de México.
"Después de pasar algunas semanas en la capital, se impone una primera conclusión, similar a las que tuve al llegar a mis puestos previos de Washington o Jerusalén: todo es cierto, o casi".