"A veces se necesita toda la noche y a veces los cadáveres aparecen temprano. Lo único seguro es que los policías y los periodistas que trabajan de noche en Manila cumplen el horario de la muerte."
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ganó los comicios de mayo con su promesa de erradicar el crimen aunque se tenga que matar a decenas de miles de delincuentes.
Sus amenazas durante la campaña fueron respaldadas por su labor en la ciudad sureña de Davao, la cual gobernó durante dos décadas con despiadadas políticas de ley y orden. Fue acusado de mantener o tolerar, escuadrones de la muerte que asesinaron a más de 1.000 sospechosos.
La policía dice que 405 sospechosos de tráfico de drogas fueron abatidos el mes pasado y los grupos defensores de los derechos humanos afirman que otros cientos fueron asesinados. Miles fueron detenidos y enviados a prisiones, ahora abarrotadas de gente, por largos períodos.