Triunfos de AFP en World Press Photo 2020
Los fotógrafos de la AFP volvieron a ganar este año premios en el World Press Photo, el concurso de fotografía más prestigiado del mundo, incluyendo la codiciada "Foto del año".
Aquí están en sus propias palabras:
Yasuyoshi Chiba
"Foto del año"
Una de las razones por las que me gusta ser fotógrafo es porque puedo ir a nuevos lugares. Estaba muy emocionado cuando solicité mi visa para ir a Sudán. No sólo sería la primera vez que iría a ese país, sino que en ese momento era noticia por las miles de personas que realizaban una manifestación pacífica.
Los disturbios habían comenzado a finales de 2018 cuando el gobierno triplicó el precio del pan. Los militares derrocaron en abril al presidente Omar al-Bashir, que había estado en el poder desde 1989, pero la gente siguió protestando con una manifestación sentada en la entrada del cuartel general del ejército para exigir un gobierno civil. Entonces un grupo paramilitar los dispersó. Médicos vinculados al movimiento de protesta dijeron que al menos 128 personas murieron en medio de la violencia, aunque según las autoridades sólo fallecieron poco más de 87 personas y negaron haber ordenado que dispersaran a los manifestantes.
Yo llegué a Jartum unas dos semanas después de eso. Los manifestantes habían desaparecido de las calles, pero las fuerzas de seguridad estaban por todas partes. El acceso a internet estaba bloqueado y la gente no podía compartir información a través de redes sociales.
Una noche, mis colegas y yo fuimos a una zona residencial donde se suponía que los líderes de la oposición se reunirían con sus partidarios para una reunión informativa.
El lugar estaba en un apagón total. Mientras los organizadores preparaban los generadores, los jóvenes recogieron piedras para bloquear las calles que conducían al lugar.
Entonces, de repente, la gente empezó a aplaudir en la oscuridad. Levantaron sus teléfonos móviles para iluminar a un joven en el centro.
El chico estaba recitando algo, mientras que los que estaban a su alrededor gritaban “thawra”. Después un colega me dijo que el joven estaba recitando un famoso poema y que los demás estaban gritando "revolución".
Aunque en ese momento no podía entenderlo, su expresión facial y su voz me impresionaron. No podía parar de enfocarlo para capturar el momento. No lo nombré porque estaba un poco nervioso sobre la seguridad de los manifestantes.
Durante mi estancia ahí sentí como si alguien me estuviera vigilando siempre. También me cuidaban, la gente me invitaba a entrar para tomar té, café o una botella de agua.
Enfrentamos muchos obstáculos inciertos, especialmente trabajando en África, pero por otro lado, encontramos inesperados momentos generosos que compensan todas las dificultades.
Algunas veces cuando trabajo, siento como si estuviera grabando la historia. Solo espero que cada imagen puede ser una mensaje para un mejor futuro.
Me gusta ser fotógrafo porque todas mis experiencias en diferentes partes del mundo se unen para crear una nueva percepción. Y eso es lo que me motiva a seguir adelante.
Nicolas Asfouri
Primer lugar en la categoría de Noticias Generales
Decidí dejar de fotografiar la guerra después de que mi amigo Sardar Ahmad, periodista de la AFP en Kabul, fue asesinado en un ataque en 2014. Su muerte me tocó muy profundamente. Tal vez es el momento de dejar de retratar la guerra, me dije.
Se podría decir que nací en la guerra al haber llegado al mundo en Beirut, el epicentro del conflicto que desgarró a mi familia y a mi país.
En 2004 fui a Irak en mi primera misión como fotógrafo de guerra. Pero 10 años después cuando Sardar murió decidí que era suficiente. Era tiempo de un cambio. Así que desde entonces, me he concentrado en los temas de derechos humanos y la pobreza. A través de mis imágenes quiero dar voz a aquellos que salen a defender sus derechos y a mostrar su lucha.
En Hong Kong cubrí en 2014 el "movimiento paraguas". Las manifestaciones que estallaron en 2019 fueron diferentes. Los manifestantes eran más jóvenes. Veías a muchos estudiantes, incluso de bachillerato. Esta vez las manifestaciones estuvieron mucho más organizadas y también fueron más radicales.
Los fotógrafos de la AFP cubrieron desde el principio todo el movimiento, todos los aspectos y ángulos. El equipo estaba en las calles día y noche. Cuando trabajo, a veces me concentro demasiado en la tarea que estoy haciendo, casi como si estuviera en estado de meditación. Especialmente cuando hay tensión. No quiero perder el momento crucial.
Una de mis imágenes favoritas es la del manifestante en el suelo, con la rodilla del policía en su cuello. Había visto a ese chico con gafas unos momentos antes. Su arresto fue tan violento que estaba seguro de que las gafas se habían roto. Pero cuando miré las imágenes después, vi que estaban intactas y que el horizonte de Hong Kong se reflejaba en los lentes. Lo que hizo que la imagen fuera aún más poderosa. Podías reconocer a Hong Kong en esas gafas.
Otra de mis imágenes favoritas es la de una joven sosteniendo la mano de un joven que la policía trataba de tirar al suelo. Eran dos adolescentes que la policía estaba reprimiendo de manera brutal. Lo que puedo decir es que su única protección eran los cubrebocas. La escena duró probablemente unos segundos, si no la hubiera enfocado como lo hice tal vez la hubiera perdido. Para mí esa imagen resume el lema de los manifestantes, "juntos venimos, juntos nos vamos".
Ella simplemente no lo iba a soltar. En realidad mostró cuán decididos estaban esos jóvenes.
Y está la imagen de un grupo de jóvenes rodeados por la policía después de salir de la universidad politécnica tras una semana dentro. Ves en sus rostros lo cansados que estaban. Exhaustos, salieron corriendo, un policía les gritó dos veces "paren o disparo" y entonces ellos alzaron las manos.
Me gustaría saber donde está ahora esa gente. Sería interesante ver si el movimiento consiguió un segundo aire. Lo importante para mí es que alrededor del mundo estas imágenes sean vistas y que ayuden a entender la situación de los que fotografié.
Sean Davey
Segundo lugar en la categoría de Temas Contemporáneos
El 31 de diciembre de 2019 se difundió la noticia de que los incendios habían impactado a pueblos de la costa de Nueva Gales del Sur, en el sureste de Australia. Como vivo a tres horas de Canberra y tenía el auto listo para cubrir la crisis de los incendios forestales, me dirigí a Bega y llegué ahí al final de la tarde.
Muchos caminos estaban cerrados debido a los incendios y gran parte de la costa sur estaba completamente bloqueada sin electricidad, gasolina o agua. Llegar hasta ahí implicó un arduo camino.
Locales y turistas habían sido evacuados al campo de exposiciones Bega para poder protegerlos de los incendios, que seguían avanzando. Había mucho temor de que impactarán en otros pueblos. No exageraría si digo que la situación era caótica.
Cuando llegué vi a cientos si no miles de personas acampando con sus tiendas y casas rodantes. El humo era espeso y había convertido el día en noche con un fuerte resplandor anaranjado. Muchas personas traían máscaras para protegerse del humo y había poco o ningún acceso a información sobre lo que había pasado. Mucha gente me preguntaba que de dónde venía y cómo había llegado hasta ahí. Claramente estaban tratando de valorar como ponerse a salvo con sus familias.
Vi un grupo de niños jugando en medio del centro de exposiciones y fui hasta donde estaba. Identificándome como fotógrafo, me aproximé a una mujer cuya hija estaba en el grupo y le pregunté cómo estaba. Su nombre es Kath Ferris y su hija Abigail es la niña con cubreboca en el rostro que sale en la fotografía.
Kath y su familia eran también de Canberra y habían sido evacuados al campo de exposiciones desde un campamento cercano.
Los niños parecían estar muy contentos. En ese microcosmos, la gravedad de la situación que los rodeaba parecía suspendida en su inocencia.
Me di cuenta de que era una fotografía fuerte, y miré a través del visor de la cámara, vi la escena como una fotografía, al mismo tiempo que era parte de la vida real. Cuando tengo esta sensación con la fotografía, es como un tipo de viaje en el tiempo, muy surrealista, y es algo que ocurre muy pocas veces. Después, al revisar mis imágenes de esa tarde para enviarlas a la oficina, supe que esta foto sería única, aunque envié dos variaciones de la misma escena. La calidad surrealista que sentí al hacer la imagen sigue ahí cuando la miro hoy en día.
Es innegable que el reconocimiento del jurado del World Press Photo es un gran honor profesional, pero en el contexto de lo que mucha gente pasó durante ese verano, también es un poco amargo celebrar este logro.
Oli Scarff
Tercer lugar en la categoría de deportes
Le había preguntado a algunos compañeros fotográfos la posibilidad de que el autobús descapotado con los jugadores hiciera un desfile de la victoria, desde antes de la final de la Liga de Campeones de 2019.
Los que habían cubierto el desfile en 2005 me dijeron que esperara multitudes como nunca antes. No se equivocaron. La cantidad de aficionados que se formaron a lo largo de 17 kilómetros era increíble. La policía estimó 750.000 personas, pero parecía que toda la ciudad (bueno, al menos la mitad roja) había salido a compartir el triunfo del equipo. El esfuerzo que hicieron los espectadores para conseguir un buen lugar también fue impresionante: ningún señalamiento de tráfico o semáforo se quedó sin que los aficionados lo treparan para poder ver más cerca a sus héroes. En un momento un hombre muy atlético subió a un poste de luz completamente liso hasta la altura de la cubierta superior del autobús que pasaba, vitoréo, y luego rápidamente se deslizó de nuevo hacia abajo. Yo, junto con muchos otros fotógrafos de prensa y camarógrafos, estaba apostado en el autobús para los medios de comunicación que viajaba justo delante del de los jugadores. Uno de los principales desafíos fotográficos para mí fue el requisito que había de que cada quien pasara sólo 5 minutos a la vez a la parte trasera de nuestro autobús en un sistema de rotación para acomodar a todo el mundo. Otro fue que, a pesar de la protesta del fotógrafo del club, el LFC había colocado un gran camión amarillo entre el autobús de medios y el de los jugadores que periódicamente expulsaba enormes nubes de confeti rojo a la multitud desde varios cañones grandes. Esto creó un gran ambiente, pero cuando esto pasaba y era con frecuencia, se oscurecía completamente nuestra visión hacia los jugadores. La foto que aparece en los World Press Photo Awards de este año fue tomada al final de ese largo desfile, cuando la multitud estaba en su mejor momento y habían soltado bombas de humo rojo por todas partes. En medio de vivas y aplausos, un solitario globo de helio en forma del trofeo atravesó en forma conmovedora la escena.
Desde que tenía 14 años quería ser fotógrafo y mi padre me enseñó a usar una cámara. Él había sido fotógrafo antes de tener su propio negocio de impresión fotográfica y me transmitió su pasión y experiencia. Creo que la fotografía es creatividad, técnica, un desafío interminable y algo por lo que siempre he tenido un amor verdadero. El enfoque que doy a mi trabajo, si es posible definir tal cosa, es permanecer muy atento a mi entorno, estar constantemente alerta a los cambios en el tema y en la luz, mientras que también tengo en cuenta la historia que estoy cubriendo y la mejor manera de ilustrarla en cualquier momento.