La chef que vive el sueño

María Marte en la cocina de El Club Allard en Madrid, el 13 de marzo de 2015 (AFP Photo/Gerard Julien)

MADRID, 12 de junio de 2015 - María Marte no es una Cenicienta. Nadie vino a rescatarla a ningún castillo. La reina de El Club Allard se salvó a sí misma a base de trabajo, trabajo y trabajo. "Detrás de esto hay mucha lucha", nos cuenta sin perder la sonrisa que invade toda la entrevista.

A esta dominicana no le gustan los cuentos que los periodistas, a veces faltos de imaginación y de tiempo, nos empeñamos en utilizar para explicar su historia.

(AFP Photo/Gerard Julien)

Estamos en un edificio señorial del centro de Madrid, oculto a las miradas inconscientes. Aquí dentro se cocina, se come, se bebe, se vive. Son las diez de la mañana y los trabajadores de la cocina arrancan la jornada. 

Creativos. Artesanos. Delicados. Cercanos. Divertidos. Son cinco palabras y ocupan una pared del cuarto del restaurante El Club Allard donde nos hacen entrar para esperar a la chef María Marte. 

Un imán de The Beatles y otro de Noruega explican aficiones anónimas. Algunos miran de reojo, breve y curiosamente, a la periodista, el fotógrafo y el camarógrafo de televisión que esperan a la jefa. 

(AFP Photo/Gerard Julien)

El equipo muestra buena energía mientras se preparan para el baile. Porque la cocina no es excesivamente grande para tanta gente y lo que vemos, a través de un cristal, es una danza donde nadie tropieza ni da un paso en falso. No hay música, aunque María Marte nos confiesa minutos después que suelen escucharla mientras cocinan. ¿Y qué escuchan? "De todo".

María Marte empezó fregando platos y doblando turnos para aprender en la cocina. Se vino de su República Dominicana natal para ganarse una vida mejor en España para ella y su familia. Y sí, sabía que no iba a ser fácil. 

Leves siestas en las escaleras del club, limpiar la cocina para aprender a cocinar y volver a limpiarla después. Días interminables. Y luego, hora tras hora y poco a poco, mano derecha del entonces jefe de cocina, Diego Guerrero, que en 2013 se marchó para dejar al frente del equipo a Marte. 

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En 2011 la casa había conseguido la segunda Estrella Michelin. Cuatro años después, María quiere conseguir la tercera. Tesón, talento, tiempo. Si quiere, lo conseguirá. Eso transmite su templanza, su confianza y su rechazo a los cuentos de hadas que regalan éxitos a princesas vagas. 

Esta semana, Marte volvía a la actualidad porque ha recibido el Premio Nacional de Gastronomía 2014. Una llamada telefónica y encontramos su sonrisa al otro lado. "Sinceramente, haber recibido el premio supone mucho más compromiso, no podemos defraudar a las personas que han apostado por nosotros". 

Nada de recrearse, solo seguir trabajando. Su objetivo más inmediato, nos dice, es "seguir formando gente, chicos que vienen a aprender con nosotros". El talento no es egoísta. "Lo más difícil es hacer equipo con unos valores", esos que cubren sus paredes: Creativos, artesanos, delicados, cercanos, divertidos. "Hacer con el corazón es lo que la gente valora y aprecia". 

(AFP Photo/Gerard Julien)

Como periodista, algunos días, te hartas de información. A veces, abrumadora, terrible, sobrecogedora. Llevamos años en España hablando de crisis, de desesperaciones y desahucios, de corrupción y juzgados. 

En medio de miserias y miserables, María Marte, al frente de El Club Allard, con el símbolo de la flor de hibisco como recuerdo perenne de su Jarabacoa natal, sueña y vive. Ella no es ningún cuento, sino un ejemplo. 

Natalia Sanguino es periodista de AFP en España