Fantasmas en mi ventana

Un maestro budista realiza un ritual fuera de un templo de Bangkok en un altar al fantasma “Nak” el 15 de enero de 2015  (AFP Foto /Christophe Archambault)

BANGKOK, 16 de febrero de 2015 – ¿Cómo escribes una historia acerca de fantasmas sin perder la seriedad? ¿Cómo describes el verdadero terror que ellos inspiran en buena parte de Asia a una audiencia extranjera para quien la palabra "fantasma" prácticamente está atada a los disfraces infantiles de Halloween o a la banda sonora de la película “Cazafantasmas”?

¿Son los fantasmas un tema “excéntrico”? La misma categoría que la AFP usa para historias insólitas como la de una pareja francesa tratando de bautizar a su hijo “Nutella” o la de un auto fúnebre perdiendo el cadáver en medio de una carretera en Sudáfrica. 

Cuando llegué a Bangkok 18 meses atrás, una de las cosas que me llamó la atención es la manera en que aquí los fantasmas se infiltran en la vida diaria.

Mujeres rezan antes de liberar peces en un canal para ganar méritos en un templo de Bangkok el 15 de enero de 2015(AFP Foto/Christophe Archambault)

¿Qué se supone que haga cuando un vigilante comienza a espantar fantasmas con un machete, en plena luz del día, justo afuera de mi ventana? “Necesitas mudarte, o al menos dejar a los monjes budistas realizar una ceremonia”, me dijo. ¿Y cuando un drogadicto es encontrado muerto por sobredosis una mañana en la esquina de mi calle, cubierto de tatuajes y amuletos? “sus fantasmas acecharán el barrio”.

Después de meses de ver, en mi vida privada, que los fantasmas son la explicación común para todo tipo de cosas, por gente que parece seria, mis certezas comienzan a perder fuerza.  

Casas de espíritus

¿Qué pasa por la cabeza de estos obreros con quien comparto el transporte cada mañana? Fácilmente puedes imaginártelos en las calles de París o Nueva York, excepto por el hecho de que todos ellos rinden culto a las “casas de espíritus” que protegen sus sitios de trabajo y a ellos antes de entrar. 

Para tratar de buscar algunas respuestas, Thanaporn, una colega tailandesa de la AFP a quien todos llaman Neung, me trae un día una película llamada “Nang Nak”, dirigida por Nonzee Nimibutr. Cuenta la historia de amor entre un hombre que regresa de la guerra para retomar su vida matrimonial con su esposa Nak, sin saber que ella había muerto en un parto y que la mujer a su lado era un fantasma. 

Una estatuilla del famoso fantasma tailandés “Nak” en un templo budista el 15 de enero de 2015 (AFP Foto /Christophe Archambault)

La historia de “Nak”, conocida por todos los tailandeses desde la infancia y adaptada varias veces a la pantalla, me dio una primera clave para entender que para la gente aquí los fantasmas son una parte fundamental del proceso de luto, algo abstracto en la cultura occidental.

“Los vivos fortalecen estas creencias por el amor que sienten por los muertos”, es como me explicaría luego Kapol Thongplab, el anfitrión de un programa de entrevistas nocturno cuya audiencia llama para compartir al aire sus historias sobre fantasmas. 

Lo que amo acerca de Tailandia es como las cosas simples se mezclan con las serias, de maneras que pueden resultar totalmente incongruentes. Una mezcla que es difícil de mostrar en nuestra cobertura regular de noticias sobre la tumultuosa escena política del reino. 

Un modelo del fantasma tailandés “Pret” en una exhibición de espíritus en Bangkok en 2010 (AFP Foto / Pornchai Kittiwongsakul)

Cuando los manifestantes a favor del golpe de Estado cercaron la sede del gobierno el año pasado, por supuesto que AFP envió una alerta. Luego, pocas horas después, los manifestantes se dispersaron como una banda de gorriones, sin dejar pistas sobre el significado de su campamento en los jardines oficiales, y los pobres periodistas occidentales, todos agrupados esperando por un derrocamiento violento del régimen, nos quedamos perdidos. 

Sangre de vampiros

Sea que estés lidiando con el derrocamiento de un gobierno o con zombis, en Tailandia siempre se llega a un punto donde la línea seria de pensamiento comienza a desmoronarse y las cosas entran al reino del burlesco. 

En el bar temático sobre fantasmas, en Bangkok, propiedad de Kapol, los platos son servidos en pequeños ataúdes. Kapol me explica, en medio de un “sangre de vampiro” – un trago sin alcohol-, que creer en fantasmas no le impide reírse. 

Un adivino en un altar al fantasma “Nak” en Bangkok el 15 de enero de 2015 (AFP Foto /Christophe Archambault)

Rápidamente me encuentro viendo un éxito de la taquilla tailandesa llamado “Pee Mak”, una versión cómica de la historia de Nak y su esposo, Mak, que le imprime un poco de humor a la obsesión nacional por los fantasmas.

Mi colega Neung y yo decidimos ir al templo budista en Bangkok, construido en el lugar donde se cree que Nak vivió en el siglo XIX. Los jóvenes tailandeses vienen aquí a rezar para evitar el servicio militar. La víspera de los grandes premios de la lotería, el templo permanece abierto la noche entera, puesto que se espera que Nak revele los números ganadores.

El ambiente es intenso, el lugar está lleno de adivinos clamando ser el vehículo del espíritu de Nak y mujeres vendiendo ofrendas para ella.

Hablamos con una vieja adivina, hermosamente retratada unos días antes por mi colega Christophe Archambault. Ella saca una estatuilla de “Nak” de su bolso, envuelta como una preciosa reliquia. 

Un adivino en un altar al fantasma “Nak” en Bangkok el 15 de enero de 2015 (AFP Foto /Christophe Archambault)

Conversamos con los adoradores que vienen a rezarle a “Nak”. “Creo en ella y creo en fantasmas”, dice una joven mujer que vino a agradecerle a “Nak” por curar a su bebé de una enfermedad.

Le pregunto, usando a Neung como intérprete, si ella comparte la amplia creencia de que los fantasmas son los responsables de los accidentes de tránsito. Sosteniendo a su bebé junto a su pecho, me responde que sí, intrigada por mis preguntas como si yo acabase de aterrizar de Marte. 

Ir con la marea

Me siento extraña, como si estuviese flotando, rodeada por esta gente que libera en un canal cercano  pequeños peces y sapos comprados a los vendedores del templo. Me dejo llevar por la marea, escogiendo una ofrenda de pequeñas anguilas. Neung y yo las liberamos en el canal, después de encender tres palos de incienso cada una. 

Liberando peces en un canal para ganar méritos en un templo de Bangkok el 15 de enero de 2015(AFP Foto /Christophe Archambault)

Al día siguiente, me siento confundida sobre cómo escribir esta historia. 

Sé que necesito mantener una distancia periodística apropiada de mi sujeto de estudio, pero estoy fascinada por estas creencias. Para el desespero de mi marido, he pasado las últimas semanas mirando compulsivamente películas de fantasmas de China, Hong Kong y Tailandia.

Pisando cebras

Converso con mis colegas de AFP en Birmania, Camboya, Vietnam y China acerca de fantasmas en sus lugares de trabajo. En Birmania, son tan salvajes en relación a los zombis que la junta de gobierno prohibió todas las películas, dice Hla-Hla Htay, nuestra corresponsal en Rangún. China tiene series de televisión sobre fantasmas, pero no programas de entrevistas. “El partido no lo permitiría”, dice el jefe del escritorio en Pekín, Patrick Lescot. 

Aquí en Bangkok, conocí a un joven empleado cuya página de Facebook –llamada “FuckGhosts” (al diablo con los fantasmas, en traducción libre – investiga y ridiculiza las interminables historias de fantasmas escogidas por la incuestionable media tailandesa. 

Fantasmas de las tradiciones locales tailandesas en la exhibición de espíritus en Bangkok en 2010 (AFP Foto / Pornchai Kittiwongsakul)

Recientemente este joven incomodó al publicar una foto de sí mismo pisando una fila de pequeñas estatuas de cebras que se supone debería proteger a los choferes de los fantasmas en las concurridas vías de la ciudad para evitar accidentes fatales. 

Las cebras fueron trasladadas recientemente a un templo en las afueras de la ciudad después de una ceremonia realizada por un monje budista, un evento que es cubierto como cualquier otro por los noticiarios de la media nacional. 

“Al comienzo, los trabajadores estaban un poco preocupados”, dijo Supit Kraimak, el jefe del departamento de sanidad local. “Pero después de que el monje cantara, se sintieron más cómodos con el trabajo”, le comentó a Neung. 

Es difícil para un periodista occidental no ceder al sarcasmo cuando se está al frente de una anécdota de este tipo. 

Para el fundador de “FuckGhosts”, creer en fantasmas es retrógrado, impide el desarrollo y evita que las masas hagan preguntas difíciles. Culpa a los monjes budistas tailandeses por ir con las creencias populares, lo que considera es una perversión del verdadero budismo. 

Un “cazafantasma” hace una demostración en Phu Khieo, al nordeste de Tailandia, en 2007 (AFP Foto / Pornchai Kittiwongsakul)

Entiendo su punto. La forma en que los monjes capitalizan económicamente la superstición es un tema real aquí. Y uno sobre el que estaré trabajando pronto, con una mirada a la riqueza del clero budista en el país, lejos de su imagen etérea en el occidente. 

Superstición extrema

Justamente esta mañana, los fantasmas aparecieron de nuevo mientras entrevisto a una analista política de una universidad local acerca de la junta militar que ha imperado en el reino desde el golpe de estado de mayo, argumentando que defienden la monarquía.

Ella me dice que la superstición extrema de los tailandeses juega un papel importante en la escena política, haciéndolos más susceptibles de buscar protección de una figura mayor, sea en la forma de un espíritu o de un soberano con poderes parecidos a los de un dios.

¿Podría la sociedad tailandesa ser la más conservadora en Asia, como los académicos piensan, si su gente no creyera tan profundamente en los fantasmas?

Adivinando el futuro en un altar a “Nak” el 15 de enero de 2015 (AFP Foto /Christophe Archambault)

Más allá de esas consideraciones, pienso que esta necesidad local de creer en fantasmas, como una forma de honrar a sus seres queridos o simplemente para protegerse del miedo a la muerte, me toca en un nivel profundo.

Antes de cerrar esta historia, Neung y yo nos sentamos y vemos algunos trechos de una serie televisiva sobre fantasmas, seguido de un programa de entrevistas sobre el tema. Una pequeña niña de tres o cuatro años se sienta en medio de un grupo de hombres con apariencia seria, entre ellos el famoso Kapol Thongplab. 

En un estudio similar al de un programa occidental de política o literatura, el anfitrión explica que de alguna manera ella sobrevivió por tres días junto al cadáver de su madre. El primer plano sobre el rostro de la niña parece durar una eternidad. 

“¿Quién te preparó tu leche?” pregunta Kapol Thongplab. “Mami”, responde la niña, ganando aprobación del grupo. 

Y es aquí donde dibujo la línea. Mi fascinación con fantasmas alcanzó el límite. Y ahora, finalmente, puedo escribir mi historia. 

Delphine Thouvenot es jefa de la oficina de la AFP en Bangkok

Un obrero adorna una casa de espíritus para el año nuevo tailandés en 1999 (AFP Foto / Pornchai Kittiwongsakul)