Cubrir el "Estado Islámico"

Una bandera de la organización Estado Islámico ondea del otro lado de la línea del frente fotografiada desde una posición de los peshmerga (tropas kurdas) en Rashad, en el norte de Irak, el 11 de septiembre de 2014

París, 17 de septiembre de 2014 - Los secuestros y asesinatos de periodistas en Siria, Irak o África y la avalancha de imágenes atroces de propaganda divulgadas sobre todo por la organización "Estado islámico", nos conducen a reafirmar nuestros valores éticos y nuestras reglas editoriales. Esto nos plantea el desafío permanente de mantener el equilibrio entre el deber de informar y garantizar la seguridad de nuestros reporteros, así como preservar la dignidad de las víctimas exhibidas por los extremistas y no servir de intermediarios para una propaganda de odio y ultraviolenta. 

He aquí lo que los acontecimientos de los últimos meses han cambiado en el entorno de trabajo de una agencia de noticias internacionales como AFP, y la forma en que reaccionamos ante estos cambios.

Un conflicto cubierto a la distancia

El frente en Gwer, en el norte de Irak, visto a través de la mira de un tirador peshmerga (tropas kurdas) el 15 de septiembre de 2014 (AFP / JM Lopez)

En Siria, somos la única agencia de noticias internacional que mantiene una oficina en Damasco, en la que trabajan periodistas sirios. Seguimos enviando regularmente desde Beirut reporteros a las zonas controladas por el régimen de Bashar al Asad y continuamos cubriendo el conflicto en el lado de los rebeldes gracias a colaboradores locales, que viven allí y nos mandan las informaciones, fotos y videos sobre lo que sucede cerca de sus casas.

Desde agosto de 2013 dejamos de enviar periodistas a las zonas ocupadas por los rebeldes. La situación allí es incontrolable, muchas veces demasiado peligrosa. Un periodista extranjero que se aventure en esos territorios sin ley corre el riesgo de ser secuestrado o asesinado, como le sucedió a James Foley, colaborador esporádico de AFP, asesinado por el grupo Estado Islámico (EI) el pasado agosto. En esos sitios, un periodista no es recibido como un testigo independiente que va a informar de un conflicto y mostrar al  mundo los sufrimientos de la población local, sino como un blanco o una mercancía vendible a precio de oro.

Un país peligroso de punta a punta

En esta lógica, evitamos utilizar el trabajo de periodistas freelance que se meten en zonas donde AFP decidió no meterse. Es una decisión fuerte, y no sé si se ha entendido bien, así que la repito: si un periodista freelance va a Siria y a su vuelta nos ofrece material, no lo utilizamos. Los freelancers han pagado un alto precio en el conflicto sirio. No han de convertirse en carne de cañón. No queremos animar a periodistas a asumir riesgos desproporcionados.

En las zonas de guerra, existen en principio lugares de relativa seguridad en los cuales un periodista puede encontrar refugio, transmitir y recuperar fuerzas. Pero en Siria no existe ningún remanso de paz en las zonas controladas por la rebelión. El país es peligroso de punta a punta.

Combatientes de la facción rebelde moderada Nourredine al-Zinki, vinculada a los Hermanos Musulmanes e integrada por veteranos del Ejército Sirio Libre, toman posición cerca de Alepo el 11 de septiembre de 2014 (AFP/Baraa al-Halabi)

Continuamos, en cambio, enviando a numerosos reporteros y contando con freelancers en Irak y en otras zonas de guerra como Ucrania, Gaza o la República Centroafricana. Porque una agencia de noticias no puede dejar de cubrir los conflictos. Sin embargo, hacemos todo lo posible para garantizar el máximo de seguridad. En primer lugar, enviando periodistas que han seguido previamente formaciones específicas, dirigidas por expertos en la materia. Luego, asegurando un control riguroso del material de protección (cascos, chalecos antibalas, etc.). Insistimos igualmente en la necesidad de una sesión informativa detallada antes de la misión del reportero y de un informe al cabo de ella.

Un blog sobre la seguridad de los periodistas

Finalmente, se ha vuelto indispensable compartir informaciones con otros medios de comunicación. Competir no es conveniente cuando se trata de seguridad. La AFP lanzará próximamente un blog sobre la seguridad de los periodistas en zonas peligrosas, que será accesible para nuestros clientes y colegas. Esta plataforma permitirá mostrar los sitios donde nos hemos encontrado con problemas, si alguno de nosotros fue detenido, amenazado, baleado, etc. Se trata de compartir este tipo de “secretos” con tantas personas como sea posible y analizar los errores eventuales e imprudencias que hayamos podido cometer en situaciones de peligro con el fin de no repetirlas.

Una avalancha de imágenes del horror

En un video publicado el 2 de septiembre de 2014, un miliciano de la organización Estados Islámico (EI) amenaza con un cuchillo ante la cámara antes de decapitar al periodista estadounidense Steven Sotloff (AFP  ite Intelligence Group/HO)

Con la organización Estado Islámico estamos enfrentándonos a una utilización sin precedentes de imágenes con fines de sembrar el terror. Como hemos visto, trabajar en zonas controladas por este grupo es prácticamente imposible para los periodistas y otros observadores independientes. Por ello, las fotos y los videos de propaganda difundidos por el propio EI son a veces las únicas fuentes de información disponibles para tener una estimación de lo que ocurre en el “califato”.

Estas fotos y vídeos son a menudo espantosos, inhumanos: decapitaciones, crucifixiones, asesinatos en masa… Es muy doloroso verlos. En Nicosia, donde se encuentra nuestra oficina central para Medio Oriente y África del Norte, y en Beirut, desde donde se comanda nuestra cobertura en Siria, los periodistas encargados de examinar este tipo de material están muy afectados.

Devolver la dignidad a las víctimas

Sin embargo, las imágenes de este grupo aportan información, sobre todo cuando se trata de rehenes. Hay videos que son pruebas de vida, otros que son pruebas de muerte. No podemos rehuir la mirada ni abstenernos de tenerlos en cuenta. Esto plantea numerosas cuestiones editoriales y éticas.

Nuestro primer reflejo, cuando recibimos por ejemplo un video que muestra la decapitación de un rehén, sería el de no difundir nada con el fin de no transmitir la sangrienta propaganda del EI. Pero a partir del momento en que estas imágenes contienen una información, estamos en la obligación, como agencia de noticias, de utilizarlas.

El trabajador humanitario británico Alan Henning, actualmente rehén del grupo Estado Islámico, que amenaza con ejecutarlo, en un campo de refugiados en la frontera turco-siria en fecha indeterminada (AFP/Foreign and Commonwealth Office)

Para ello tomamos un gran número de precauciones. Una: siempre identificar bien la fuente de las imágenes y explicar que nos llegaron en un contexto muy particular. Dos: no entrar en el juego de la puesta en escena; esa es la razón por la que, al contrario que otros, AFP no ha difundido ninguno de los vídeos de decapitaciones de rehenes. Hemos publicado un muy pequeño número de imágenes fijas extraídas de estos videos, intentado que sean lo menos degradantes posible. Mostramos el rostro de la víctima en primer plano, el rostro del verdugo y el rostro del rehén presentado como la próxima víctima. Con el último vídeo, que mostraba la decapitación del trabajador humanitario David Haines, mostrar la foto menos degradante posible fue difícil, ya que el asesino mantenía permanentemente su mano sobre el cuello del rehén.

Asimismo, nos esforzamos en buscar y publicar fotos de la víctima cuando se encontraba en libertad para devolverle su dignidad.

“No podremos decir que lo ignorábamos”

Todas las redacciones están tendiendo que enfrentar estas cuestiones difíciles. Nosotros hemos invitado a nuestros colegas franceses a debatirlas en AFP. El pasado 11 de septiembre, directivos y periodistas de RFI, France 24, Radio France, RTL, los grupos Canal+ y Nouvel Obs, el diario La Croix y el historiador de medios de comunicación Patrick Eveno debatieron con los principales responsables editoriales de nuestra agencia. Hemos consultado también a nuestros colegas de Reuters, AP y BBC. Algunos medios decidieron no difundir nada, reconociendo no obstante que silenciar estas informaciones plantea también un problema, porque en este caso se oculta una violencia, una realidad, una actualidad. “No podremos decir que lo ignorábamos”, es el argumento a menudo más usado para justificar la difusión de imágenes del grupo Estado Islámico.

Una imagen publicada en un sitio web yihadista el 14 de junio de 2014 muestra a milicianos del grupo EI agitando una bandera ante prisioneros a punto de ser ejecutados en la provincia de Salahedin, en Irak (AFP/HO/Welayat Salahuddin)

Por el contrario, otros medios eligieron pasar íntegramente los videos de las decapitaciones, con los rehenes atacando al presidente estadounidense, Barack Obama, por su política en Medio Oriente. En la AFP, nos negamos absolutamente a difundir declaraciones hechas bajo coacción por una persona a punto de morir.

No hay una respuesta ideal. Entonces, nuestra elección es ser lo más sobrios posible, tomar un máximo de distancia, así como todas las precauciones para no caer en la trampa de imágenes trucadas. Cada decisión de publicar o de no publicar se toma caso por caso, en función del interés informativo o del contexto.

Las imágenes del EI están por todos lados en internet. Un medio puede utilizar este argumento tanto para justificar la difusión de estas imágenes como para no difundirlas. En AFP, estimamos que es nuestro papel hacer una criba, una selección de las imágenes. Eso es el periodismo. Si difundimos un video a nuestros clientes únicamente porque está disponible en todas partes, perdemos nuestro valor.

Por otro lado, el hecho de que los videos de la organización EI estén ampliamente disponibles nos libra del problema de saber si hay que difundirlos o no como servicio a nuestros clientes. Si uno de ellos quiere pasar íntegro el video, puede encontrarlo fácilmente, sin necesitar a la AFP para ello.

Una foto difundida por la organización yihadista Welayat Raqa el 30 de junio de 2014 muestra a combatientes de la organización Estado Islámico en una calle de Raqa, en Siria (AFP/HO/Welayat Raqa)

¿Cómo llamar al "Estado Islámico"?

Hemos decidido no emplear más la expresión “Estado Islámico” a secas. Desde ahora, AFP utiliza la expresión “organización Estado Islámico” o “el grupo Estado Islámico”. En los títulos de las noticias o en las alertas, utilizaremos, si es posible, “yihadistas del Estado Islámico”.

Una agencia de noticias internacional no puede ceder a lo “políticamente correcto” ni a las presiones de unos y otros para que empleemos términos tendenciosos como “terroristas” o “degolladores”. Por supuesto, no podemos cambiar el nombre de esta organización si decide llamarse así ni emplear algo como “organización que se hace llamar Estado Islámico”. Igualmente, la palabra “Daesh”, el acrónimo del EI en árabe que fue elegido por el gobierno francés para referirse a la organización, es difícilmente comprensible para la gran mayoría.

Pensamos que la expresión “Estado Islámico” es inapropiada por dos razones: una, no se trata de un verdadero Estado, con frontera y un reconocimiento internacional; y dos, para numerosos musulmanes, los valores que reclama esta organización no son para nada “islámicos”. El nombre “Estado Islámico” es, pues, susceptible de inducir a error.

Michèle Léridon es directora de Información de AFP
Michèle Léridon