Members of the press view a part of the collection of art as MoMA (The Museum of Modern Art ) presents Björk, a retrospective dedicated to the multifaceted work of the singer, composer, and musician. Björk offers an experience of music in many layers, with instruments, a theatrical presentation, an immersive sound experience, a audio guide, and related visualizations—from photography and music videos to new media works holds a press preview at the museum in New York March 3, 2015 . The exhibition draws from more than 20 years of the artist’s career.AFP PHOTO / TIMOTHY A. CLARY - "MANDATORY MENTION OF THE ARTIST UPON PUBLICATION"

Las mil Björk: música y fama en una pared

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

NUEVA YORK, 16 de marzo de 2015 – ¿Cómo exactamente colocas música en una pared? Y más importante, ¿vale la pena hacerlo? Estas son las preguntas planteadas por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), y que seguramente se harán miles de visitantes en los próximos meses en lo que esta institución estadounidense ha descrito como uno de sus proyectos más desafiantes: una retrospectiva de la trayectoria de Björk.

Fui a la presentación para la prensa con la esperanza de que sería fuera de lo común, una explosión artística que desdibuje las líneas entre lo auditivo y lo visual. Quizás, incluso, un nuevo modelo para los museos que están buscando abarcar plenamente la obra de un artista. Esas eran mis ambiciones, y el producto final es maravillosamente innovador.

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Aun así, salí con la sensación de que esto también era un experimento sobre los alcances de la hagiografía de la cultura pop, con uno de los más importantes museos del mundo cediendo a la idea de que una celebridad, por sí sola, es el punto más importante del arte. 

En cartelera hasta el 7 de junio, la exhibición ofrece un paseo a lo largo de los ocho discos de la cantante de Islandia, lanzados desde 1993, acompañado por una guía de audio con sensores que va narrando una historia ficticia sobre Björk. La voz serena de Antony, vocalista de la banda “Antony and the Johnsons”, me hizo ir con calma y reflexionar sobre la música. 

Estatuas en el límite del kitsch

Y a cada vuelta, allí está Björk. Hasta cierto punto, es normal: la retrospectiva es sobre ella. Pero su retrato está por doquier.

Estatuas de la cantante – cuyos rostros tienen una mirada realística- dominan las galerías mostrando sus atuendos únicos como el traje de cisne que utilizó en 2001 para la ceremonia del Oscar o el vestido de pequeñas campanas diseñado por el fallecido Alexander McQueen. La cantante también aparece dentro de la escultura de poliestireno del álbum “Volta” de 2007, que vagamente se parece tanto a una manzana psicodélica como a un ornitorrinco. La portada de su álbum de 1997 “Homogenic”, que presenta a Bjork en un quimono te salta a la vista.

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

Estos no son momentos warholianos de una celebridad. En cambio, rozan el límite de lo kitsch. Estatuas son para los parques temáticos de Disney, museos de cera, o puntos históricos de pequeños pueblos, no para el MoMA. 

Los diseñadores de moda podrían correctamente valorar los trajes, pero ¿por qué tantas Björk? Mientras caminaba siguiendo la voz de Antony que me invitaba a relajarme al tiempo que andaba entre una corriente de colegas periodistas y guardias de seguridad, me encontré a mi mismo pensando en una de las líricas de Björk: “Y si te quejas una vez más, encontrarás un ejército de mí”.

Primera aplicación de smartphones en el MoMA

Los pasillos del museo reproducen música de la bobina de Tesla y otros instrumentos que aparecieron en el álbum de 2011 “Biophilia”, un trabajo innovador que abordaba tanto naturaleza como tecnología (éste álbum vino con una aplicación para teléfonos inteligentes, la primera en entrar a las colecciones del MoMA, permitiendo a los usuarios experimentar escenas naturales, juegos y karaoke).

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

La retrospectiva de Björk ciertamente revela las profundidades emocionales de su más reciente álbum, “Vulnicura”, a través de un video de la canción de 10 minutos “Black Lake”. La audiencia entra con audífonos a un estudio situado justo en el lado derecho para maximizar los sonidos del DJ Arca, al tiempo que despiertan las tristes cuerdas. Dos pantallas enfrentadas muestran a Björk, en cuclillas en un vestido de alambre de cobre en una fría cueva islándica, al tiempo que mueve su cabeza hacia el piso y bate su puño en su pecho. “¿Te amé de más?”, llora Björk en la canción, que al igual que el resto del álbum relata su viaje mental mientras terminaba su larga relación con su marido, el artista Matthew Barney. “Lo hice por amor, honré mis sentimientos, tú traicionaste tu propio corazón, corrompiste ese órgano”.

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

La canción es hermosa, pero mientras la escuchaba no podía evitar reflexionar ¿en qué estaba pensando Matthew Barney? ¿él vendrá casualmente a dar una ojeada?. Barney es uno de los más prominentes artistas contemporáneos y tiene numerosos trabajos en la colección permanente del MoMA, y diseñó zapatos y una caja musical de la exhibición de Björk. Pero aún no ha ganado una retrospectiva en el prestigioso museo.

Celebridades aparte, esto levanta varias preguntas, una que probablemente debe intrigar a artistas menos reconocidos que Barney, es cuanto espacio debe dar el museo más codiciado del mundo a una cantante de 49 años. 

En este punto, no consigo ver un caso sólido en contra de Björk como una artista merecedora de una retrospectiva. 

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

El curador de la exhibición, Klaus Biesenbach, la ha descrito como una figura paradigmática de los años ’90, y lo hizo como un cumplido. Quizás podemos mirar atrás, hacia esa década como el apogeo del eclecticismo musical. Pero, de cualquier manera, el sonido de Björk (incluso el de sus trabajos anteriores con la banda “The Sugarcubes”) ha sido pionero, con su toque de orquestación melancólica, sus latidos, y su alegría pura rompiendo formatos convencionales en la composición de canciones, sin mencionar su poderosa voz de tres octavos.

Y cualquiera que cuestione sobre si es sabio presentar a un músico en el MoMA, solo necesita dar una pasada por la actual exhibición de Jean Dubuffet en el mismo museo. El pionero francés del art brut –que algunos dudan debe estar en el MoMA- triunfa en desorientar a su audiencia al jugar con sus expectativas sobre las formas. 

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

Para Dubuffet, llevar arte a lugares menos familiares fue tan importante como el objeto en si mismo. Él contribuyó con trabajos para la oscura y vanguardista sinfónica “The Pillory”, de Jasun Martz, quien luego trabajó con Michael Jackson.

Incluso en una pared, es música

“Coucou Bazar” de Dubuffet, estrenada en el Guggenheim de Nueva York en 1973, era una pintura en vivo con bailarines que se movían bajo trajes de rompecabezas al ritmo del compositor electrónico turco Ilhan Mimaroglu. En una explicación de la época acerca de esta obra, Dubuffet escribió que él esperaba que este espectáculo en vivo “no perteneciese al teatro, sino a la pintura”. Podrías hacer la misma reflexión 40 años después de Björk y el MoMA: esto es sobre música, incluso si lo que estás mirando son piezas de un museo. Aun así Dubuffet rehazaba el arte alto, y seguía los impulsos creativos de personas con enfermedades mentales y otros no propios de la escena cultural. Es difícil ver el trabajo de Björk en tales términos ideológicos.

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)

Su biografía imaginaria, escrita por el poeta islándico Sion, y reproducida en la trilla sonora de la retrospectiva, habla de una chica que nació en arenas negras y ganó fuerzas para defender a los débiles de los poderosos. Es una obra de ficción, pero aun así es una referencia que nunca fue asociada a Björk. Ella ha defendido causas como los derechos de parejas del mismo género y el Tibet, pero su rasgo definitorio no es heroísmo, y sí creatividad. 

Incluso con el ejército de réplicas omnipresentes en el MoMA, la verdadera Björk, la de carne y hueso, apareció rápidamente en el preestreno del espectáculo en el que ella trabajó por tantos años. Se tomó un momento antes del lanzamiento del video de su canción “Black Lake” para agradecer al MoMA y a otros colaboradores. Su cara era apenas visible, luciendo un vestido negro que se asemejaba a un gigantesco mar negro de pepinos, unido con una red. En el contexto de la retrospectiva, era un momento de eufemismo.

Shaun Tandon es un corresponsal de AFP en Nueva York especializado en música

Parte de la exhibición del MoMA en Nueva York (AFP Foto/Timothy A. Clary)