"Cuando Harry conoció a Meghan y una cita a ciegas devino en un compromiso anglo-estadounidense, quedé acorralado entre una hermana cínica, una esposa entusiasta, amigos apáticos y el insaciable apetito mundial por historias de la boda real", escribe Joe Jackson corresponsal basado en la oficina de Londres.
"Como (un simple plebeyo) británico que acababa de volver tras vivir casi una década en Estados Unidos y recién casado con una estadounidense, esta improbable pareja transatlántica atrajo mi interés más que ninguna boda anterior de la familia de Windsor".