Felicidad absoluta en la pista
Tras cerrar 2014, un año marcado por las guerras, las masacres, las epidemias y otras tragedias, los fotógrafos de AFP cuentan la historia de imágenes bellas o esperanzadoras, tomadas en el contexto de eventos dramáticos.
El periodista Nicolas Hénin se reúne con su familia en el aeropuerto militar de Villacoublay a su regreso de Siria el 20 de abril de 2014 (AFP / Kenzo Tribouillard)
PARÍS, 22 de enero de 2015 - El año 2014 fue trágico para los periodistas. Y sobre todo para AFP: de entrada perdimos a nuestro corresponsal en Kabul Sardar Ahmad, masacrado junto a su familia por los talibanes en marzo, y después a nuestro colaborador James Foley, asesinado por el grupo Estado Islámico en agosto en algún lugar del desierto de Siria. Las imágenes de estas atrocidades quedarán para siempre grabadas en nuestras memorias.
Pero también tuvo grandes momentos de alegría y alivio para la profesión, y tuve la oportunidad de cubrir uno de ellos. La madrugada del 20 de abril, con mi colega Thomas Samson, fuimos al aeropuerto militar de Villacoublay, cerca de París, para presenciar el regreso de los periodistas Nicolas Hénin, Pierre Torres, Didier François y Edouard Elias, que acababan de ser liberados por los grupos yihadistas que los mantuvieron cautivos durante varios meses en Siria.
El presidente François Hollande y el canciller Laurent Fabius reciben a los periodistas Edouard Elias, Didier François, Nicolas Hénin y Pierre Torres a su regreso de Siria en el aeródromo de Villacoublay el 20 de abril de 2014 (AFP / Thomas Samson)
No era la primera vez que presenciaba un regreso de rehenes en Villacoublay. Cinco meses antes, cubrí la llegada del ingeniero Francis Collomp, que había escapado de las garras de Boko Haram en Nigeria después de once meses de detención. Son momentos muy emocionantes. A veces hemos visto fotos de rehenes demacrados y barbudos inmediatamente después de su liberación, pero aquí en Villacoublay, cuando estas personas han tenido algún tiempo para recuperarse y finalmente se reúnen con sus familiares tras meses de angustia, somos testigos de las escenas más fuertes. Y mentiría si dijera que la perspectiva de volver a ver sanos y salvos a cuatro colegas no supuso, para mí y para todos los periodistas que los esperaban en la pista, una carga emocional particular.
El periodista Nicolas Hénin se reúne con su familia (AFP / Thomas Samson)
Esa mañana, los gendarmes hicieron entrar a todos los periodistas al mismo tiempo a la base. Somos muchos, varias decenas. Los militares habían dispuesto un espacio para nosotros para que pudiéramos tomar fotos sin interfieran unos con otros. Esperamos alrededor de una hora en la pista. Los cuatro periodistas llegarán en helicóptero desde Evreux, donde aterrizó el Transall que los trajo desde Turquía en la noche. El presidente François Hollande, y el ministro de asuntos exteriores Laurent Fabius vinieron a su encuentro, de acuerdo con un protocolo bien establecido.
Reinaba una especie de euforia entre el grupo de periodistas que esperaban. Muchos de nosotros conocíamos personalmente a uno u otro de los rehenes. Unos días antes, dos periodistas españoles, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova, también fueron liberados. Estos hechos nos devolvieron la esperanza de ver pronto a nuestros otros colegas aún presos en Siria.
El periodista del diario español El Mundo Javier Espinosa se encuentra con su hijo en la base militar de Torrejón de Ardoz en su regreso del cautiverio en Siria el 30 de marzo de 2014 (AFP / Paco Campos - pool)
Sé que hay gente que critica la cobertura mediática de los retornos de rehenes, pues creen que esos regresos deberían tener lugar en una esfera más íntima, lejos de las cámaras. Pero les aseguro que ser testigo de un momento como este es un sentimiento de felicidad pura. Los ex rehenes comienzan estrechando la mano del presidente y del ministro. Entre los familiares hay una gran excitación, pese a lo cual se abstienen de apurar el protocolo...
Todo sucedió muy rápido: Nicolas Hénin se reúne con su esposa y sus dos hijos pequeños, uno de los cuales acababa de nacer cuando fue secuestrado; Didier François recibe un gran aplauso de sus colegas la radio Europe 1, a lo que responde haciendo en nuestra dirección grandes gestos de alegría, con su carismática sonrisa. Todos se besan, ríen, irradian felicidad. Cuando se acaba, todo el mundo se retira de la pista con la moral alta.
El periodista Didier François saluda a sus colegas a su llegada a Villacoublay (AFP / Kenzo Tribouillard)
En nuestro oficio, fotografiamos con frecuencia hechos francamente tristes. En los días previos al retorno de los cuatro colegas, cubrí la detención de un loco que amenazaba con matar a todo el mundo, una protesta de enfermeras, un pico de contaminación en París, un juicio por crímenes contra la humanidad en Ruanda... Es imposible permanecer completamente inmune a los temas que cubrimos. Somos seres sensibles, y por eso es también que estamos haciendo este trabajo. Y la tristeza suele ser contagiosa.
Esta mañana, en Villacoublay, experimenté una sensación rara: el simple placer de ver gente feliz.
Kenzo Tribouillard es un fotógrafo de AFP en París.
El periodista Edouard Elias es recibido por sus familiares (AFP / Kenzo Tribouillard)