Simpatizantes del candidato brasileño de derecha Jair Bolsonaro, encienden velas frente al hospital Albert Einstein, en Sao Paulo, donde fue internado el 7 de septiembre de 2018, después de haber sido acuchillado en el abdomen en un acto de campaña en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais (AFP / Miguel Schincariol)

Cubrir a Bolsonaro, un deporte de alto riesgo

Rio de Janeiro-"¡No puedo creerlo, es una locura!", me dice Carl de Souza, el jefe de fotografía de la AFP en este país. Igual que otros medios, la agencia no pudo tomar una sola foto de Jair Bolsonaro durante la noche de su victoria electoral, que provocó un terremoto político en Brasil. 

El futuro presidente de extrema derecha habló tres veces, pero desde el interior de su casa. Jair Bolsonaro hizo dos transmisiones directas de baja calidad en Facebook, con discursos de tono marcial y esa expresión de hombre enfadado tan característica en él. 

Jair Bolsonaro en una conferencia de prensa durante la campaña presidencial, en Rio de Janeiro, el 11 de octubre de 2018 (AFP / Mauro Pimentel)

La tercera vez leyó un texto después de orar junto a Magno Malta, un senador evangélico y cantante de gospel, frente a las cámaras de Record TV y TV Globo. 

Estas escenas nos dejaron a todos un poco estupefactos y cavilosos.

¿El vencedor de una elección de una gran democracia (208 millones de brasileños), prefirió alguna vez esquivar su comparecencia ante la nación que le tocaría presidir? Desde el ataque que casi le cuesta la vida durante la campaña -una puñalada en el abdomen- Jair Bolsonaro limitó sus salidas y huyó de las multitudes, alegando motivos médicos.

Un simpatizante de Jair Bolsonaro con una máscara que representa a su candidato, en la segunda vuelta electoral de la presidencia, el 28 de octubre de 2018, en Rio de Janeiro (AFP / Carl De Souza)

Ese 28 de octubre, siete fotógrafos de la AFP cubrieron en varias ciudades la segunda vuelta electoral, en la que él era el favorito.

Pero como me dijo Mauro Pimentel, fotógrafo brasileño de la AFP en Rio de Janeiro: no hay foto del ganador. "Es como si no hubiéramos podido terminar nuestra cobertura. ¡Las últimas fotos de Bolsonaro fueron tomadas a media mañana, cuando estaba votando!"

El candidato parece decidido a querer dar un vuelco radical en los usos y costumbres de la vida política brasileña, y quizás hacer difícil la existencia a los periodistas que cubrirán su mandato de cuatro años.   

Los seguidores de Jair Bolsonaro celebran su victoria el 28 de octubre de 2018, el día de su elección, frente al parlamento brasileño en Brasilia (AFP / Sergio Lima)

 La jornada también fue especial para AFP-TV. Nuestra decena de periodistas difundió cerca de un centenar de videos en inglés y francés para las televisoras, más de 80 para la web en todos los idiomas y realizó 24 transmisiones directas en condiciones muy difíciles.

En el barrio Vila Militar, Jair Bolsonaro votó en medio de cierto caos.

"Estábamos todos listos, dos horas antes, para grabarlo cuando llegara. Finalmente llegó por detrás. Todo terminó con empujones y corrimos tras él", contó Marie Hospital, jefa de video de la AFP en Brasil.

"Realmente,  [la gente de Bolsonaro] no quiere trabajar con la prensa". 

Solo los medios de comunicación elegidos por sorteo el día anterior pudieron filmar y fotografiar a Bolsonaro en su centro de  votación. 

La AFP está presente en Brasil desde 1946 y tiene corresponsalías en Brasilia, Sao Paulo y Rio de Janeiro. Sin embargo, se encontró con que no estaba acreditada para la cobertura, a diferencia de equipos de televisoras extranjeras que habían llegado al país sólo dos días antes. Tuvimos que confiar en la solidaridad de otras agencias de prensa para obtener las imágenes en la oficina de voto.

Gracias a la invitación de los vecinos de Bolsonaro en la zona residencial de Barra de Tijuca, un equipo de AFP-TV pudo tomar por la noche algunas imágenes desde cierta altura.

En el balcón de su residencia con vista a la larga playa del Atlántico, el equipo filmó a miles de bolsonaristas celebrando la victoria, sin aceptar las invitaciones de los dueños de casa a probar el buffet de cangrejos de río, acompañado con Dom Pérignon 2003 y Mouton Rothschild 1998, que se abrieron para celebrar el triunfo de su ahora famoso vecino.

Un hombre se entrena en un club de tiro en Sao Goncalo, Rio de Janeiro, el 3 de septiembre de 2018. Jair Bolsonaro hizo de la libre portación de armas uno de sus principales temas de campaña. Con cerca de 64.000 homicidios en 2017, el 70% cometidos con armas de fuego, Brasil es uno de los países más peligrosos del mundo. (AFP / Daniel Ramalho)

Mauro Pimentel, en la calzada, fotografiaba a los votantes sobreexcitados y cada vez más agresivos, en un ambiente impregnado por el olor a cerveza. 

La victoria de Bolsonaro los había desinhibido. "Escuché a gente que se preguntaba cuántas armas iban a comprar”, me contó Mauro. Sin consultarse entre sí, los fotógrafos se quitaron las identificaciones de sus medios y las televisiones retiraron los logotipos de sus micrófonos.

Durante la campaña se registraron unos 140 incidentes de violencia contra periodistas, la mayor parte atribuidos a militantes de ultraderecha. 

Seguidores de Jair Bolsonaro reunidos la tarde de su elección a la presidencia, el 28 de octubre de 2018, en Rio de Janeiro. (AFP / Daniel Ramalho)
Un partidario de Jair Bolsonaro lleva un ataúd con los colores del Partido de los Trabajadores, de su izquierdista adversario, Fernando Haddad. Rio de Janeiro, 28 octubre de 2018. (AFP / Mauro Pimentel)

 

Nuestro videasta en Sao Paulo, Johannes Myburgh, tuvo que interrumpir una transmisión en directo al verse acosado e insultado por simpatizantes de Bolsonaro.

Uno de nuestros corresponsales en Rio, Louis Génot, regresó más pronto de lo previsto de un reportaje en una oficina de voto. Un policía le advirtió: "Voy a arruinar tu domingo, vete o te tiraré al suelo, te esposaré". 

Nos hemos podido dar cuenta de que el poder que se instalará en Brasilia el 1º de enero no es amigo de la prensa.  

Manifestación contra Jair Bolsonaro entre las dos vueltas de la elección presidencial, en Sao Paulo, el 20 de octubre 2018. (AFP / Nelson Almeida)

Bolsonaro hizo casi toda su campaña a través de las redes sociales. Solo concedió una cuantas entrevistas a las televisoras, la mayoría en su casa, muchas de las cuales fueron realizadas de manera complaciente y en un tono informal. 

"Siempre me pareciste un gran tipo", le dijo al aire José Luiz Datenna, el periodista estrella de TV Bandeirantes, en agradecimiento por haberlo recibido en su "modesta casa de 240 metros cuadrados". Esto sucedió tras una entrevista sin preguntas incómodas y desarticulada, ocho días después de la elección. 

Bolsonaro, que desde que sufrió el atentado lleva en el abdomen una bolsa de colostomía, había advertido antes a periodistas en términos inequívocos: "Puedo tener flatulencias y vas a tener que resguardarte por el olor".  

Los periodistas trabajan en la calle frente a una residencia privada de Rio de Janeiro, en la que el nuevo presidente sostiene una reunión para constituir a su gobierno, dos días después de su elección, el 30 de octubre de 2018 (AFP / Mauro Pimentel)

¿La cobertura de la presidencia de Bolsonaro será un deporte de alto riesgo para las agencias de prensa como la AFP?

"Siempre corremos detrás de su sombra", me explica Mauro Pimentel, quien al igual que sus compañeros se planta por horas frente la casa del presidente electo. Algunas veces, el político decide hablar sin previo aviso: "Se acerca a los medios que están más próximos a la puerta, y se terminó para los demás". 

Cinco días después de su victoria y en los primeros anuncios sobre la composición de su gobierno, Bolsonaro acordó dar acceso a algunos medios de prensa seleccionados en una lista, debido a la "falta de espacio". 

No hubo medios extranjeros en esta improvisada conferencia de prensa en su jardín, donde los micrófonos estaban colgados de una tabla de surf. 

Quisiera protestar, pero, ¿ante quién? Entre las personas del entorno de Jair Bolsonaro no hay nadie a cargo de la prensa, al menos en este periodo de transición.

Además el "capitao" (capitán) ha advertido que los grandes anuncios solo vendrán de él, y por la vía de las redes sociales. 

Jair Bolsonaro a punto de votar en la primera vuelta de la elección presidencial, el 7 de octubre de 2018, en Rio de Janeiro. (AFP / Mauro Pimentel)

La prensa internacional no parece digna de interés para el nuevo equipo. Mucho más severos que la prensa brasileña, The New York Times, The Economist, The Guardian o El País han publicado editoriales críticos advirtiendo que Brasil enfrentaría tiempos sombríos en caso de elegir a un candidato de ultraderecha que incite al odio.

¿El sistema de sorteo para los medios de comunicación marca el inicio de una era de "lotería" en el trabajo de la prensa acreditada en Brasil? 

Igual de preocupante es que el futuro presidente de la República haya anunciado que el periódico Folha de Sao Paulo, que lo implicó en un posible fraude electoral, esta "acabado", debido a que le cerrará la llave de la publicidad institucional.

"La gente es la que decidirá cuales medios sobrevivirán", advirtió Bolsonaro, haciendo sudar frío a muchos en varias redacciones brasileñas.   

El 6 de septiembre de 2018, Jair Bolsonaro fue apuñalado en el abdomen durante un mitin de campaña electoral en Juiz de fora, en el estado de Minas Gerais. Su agresor un hombre de 40 años, inmediatamente arrestado, es un exmilitante del partido de derecha PSOL. (AFP / Raysa Leite)

                                                "Dios y redes sociales"

Pero volvamos al 6 de septiembre. Un desequilibrado surge entre la multitud en Juiz de Fora, una localidad de Minas Gerais, y apuñala a Bolsonaro, perforándole el intestino. Afortunadamente, el candidato se encuentra cerca de un hospital y en 15 minutos está en un quirófano. Ya había perdido el 40% de su sangre.

"¡Acaban de elegir al presidente de la República!", me parece increíble esta frase de Flavio, el hijo senador del entonces candidato, quien corrió a la cabecera de su padre cuando se encontraba entre la vida y la muerte. 

Nadie le había dado muchas posibilidades al diputado de carrera insignificante y declaraciones sulfurosas. Las encuestas decían que sería derrotado en casi todos las simulaciones de segunda vuelta que se hacían hasta entonces.

Un partidario de Jair Bolsonaro el día de su elección, el 28 de octubre de 2018, en Rio de Janeiro (AFP / Carl De Souza)

Como lo explicó Steve Bannon, exasesor de la Casa Blanca: "Sin Facebook, Twitter u otras redes sociales, no hubiéramos superado la barrera del aparato mediático. Trump se las arregló para hacerlo, Salvini y Bolsonaro también. Ellos saben comunicar con las masas".

Bolsonaro dijo que “fue Dios” quien lo hizo elegir". Dios, "y las redes sociales".

Pero ese político que gustaba de ser llevado en andas por sus simpatizantes ahora huía de la prensa. Es todo un "Mito" (sus fans le llaman "El Mito"), pero probablemente Bolsonaro se traumatizó por el atentado. 

Segunda vuelta de la elección presidencial, el 28 de octubre de 2018. Jair Bolsonaro reclamará esa misma noche la victoria (AFP / Carl De Souza)
La policía Federal vigila el acceso a una residencia privada en la que Jair Bolsonaro, electo dos días antes, mantiene una reunión de trabajo en Rio de Janeiro el 30 de octubre de 2018 (AFP / Mauro Pimentel)

 

Actualmente se desplaza con un aparato de seguridad digno de un presidente estadounidense, en un convoy de vehículos blindados, unos cincuenta agentes, entre ellos algunos miembros de las unidades de élite de la Policía Federal fuertemente armados, y una decena de motociclistas.

Gran admirador de Donald Trump, Bolsonaro se ha inspirado claramente en el presidente estadounidense en su trato despectivo o agresivo con la prensa.

Como el presidente de Estados Unidos, calificó durante su campaña a los medios de "fábrica de desinformación" y opuso la población a la prensa.

Una vez electo, pudo imponer la condición de escoger al periodista que puede hacerle las preguntas durante las entrevistas, excluir a ciertos medios de sus conferencias y hablar de la desaparición de un importante y respetado periódico.

Igual que su homólogo estadounidense, es un presidente que  tuitea.

Portando una máscara de Donald Trump, un partidario de Jair Bolsonaro celebra su victoria en la presidencia, en Sao Paulo, el 28 de octubre de 2018 (AFP / Miguel Schincariol)
Pascale Trouillaud