Esta foto tomada el 4 de junio de 2019 muestra la bandera china detrás del alambre de púas en un complejo de viviendas en Yangisar, al sur de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang, China. (AFP / Greg Baker)

Cada paso que das

Kashgar-- Uno espera tener problemas cuando reporta historias sensibles en China. La gente te sigue, malandros te bloquean el camino, te surgen obstáculos en los lugares más inocuos.  Al principio te sorprendes, pero luego te puedes acostumbrar a esas cosas. 

Sin embargo, cuando fuimos a la región de Xinjiang hace unos meses  había un nivel totalmente distinto. Era algo surreal, siniestro y algunas veces cómico, todo en uno.

Xinjiang es una región en el noroeste de China, hogar de los uigures y otras minorías musulmanas que hablan turco. De acuerdo con expertos y organizaciones de derechos humanos, en los últimos años el gobierno ha metido a cerca de un millón de ellos en campos de reeducación  bajo el argumento de que está tratando de luchar contra el extremismo religioso.

Esta foto tomada el 31 de mayo de 2019 muestra el alambre de puas y cámaras de seguridad, en un kinder en Hotan, en la región de Xinjiang, noroeste de China. (AFP / Greg Baker)

He estado en China un poco más de un año y he aprendido como operan los periodistas aquí. Al principio es un gran impacto.

Para empezar, es mucho más duro conseguir información. No tienes funcionarios de comunicación a los que simplemente se les pueda llamar como lo haría en mi natal Australia.

Aquí tienes de verdad que escavar, tienes que saber donde buscar y rascar entre montones de información para conseguir algo.

Esta fotografía tomada el 4 de junio de 2019 muestra hombres uigures enfrente de un café, en la zona restaurada de ciudad vieja de Kashgar, en el oeste de la región de Xinjiang (AFP / Greg Baker)
Esta fotografía tomada el 3 de junio de 2019 muestra hombres uigures descansando en la zona restaurada de ciudad vieja de Kashgar, en la región de Xinjiang, en el oeste de China. (AFP / Greg Baker)

 

Luego está el acceso a los sitios. Cuando reportas historias sensibles, lo único que esperas es que habrá obstáculos.

Por ejemplo, el año pasado durante el Día de San Esteban estábamos tratando de cubrir el juicio  de un abogado defensor de derechos humanos. De antemano supimos lo que estaba pasando, así que fuimos a la corte para tratar de tener acceso. El juicio era a una hora y media de Pekín, así que partimos demasiado temprano para estar ahí cuando abrieran. 

Cuando llegamos inmediatamente fuimos rodeados de personas de aspecto extraño. Son policías vestidos de civiles que aparecen regularmente en las historias sensibles. Su principal objetivo es evitar que consigas la noticia.  Es usual que den un paso frente a mí mientras estoy tratando de disparar la cámara. Algunas veces ponen una mano frente al lente.

Policías vestidos de civiles hacen gestos para impedir que se tomen fotografías frente a la corte intermedia número 2 en Tianjin, el 26 de diciembre de 2018, cuando empezaba el juicio del abogado defensor de derechos humanos Wang Quanzhang (AFP / Nicolas Asfouri)
Policía vestido de civil es visto frente al tribunal popular intermedio número 2 en Tianjin, el 26 de diciembre de 2018, donde iniciaba el juicio del abogado de derechos humanos Wang Quanzhang. (AFP / Nicolas Asfouri)

 

Eso pasó esa vez. A lo largo del día, los incidentes solo escalaron. En particular había un rufián que estuvo bloqueándome cuando trataba de grabar a los simpatizantes del abogado. No paraba de empujarme y en un momento algunos de sus compañeros me rodearon, me patearon y me forzaron a moverme de ahí.

He aprendido que no se puede hablar con estos tipos. No responden. O dirán "te tropezaste conmigo". Es inútil llamar a la policía uniformada porque no hará nada. Es como si cada quien tuviera un rol en el juego. Algunas veces, tu juegas tu parte también. No tiene sentido reaccionar, mientras más reaccionas, más escala. Así que sólo te alejas a hacer tus tomas a otra parte.

Cuando empecé a trabajar aquí me impresioné. Por supuesto que has oído hablar de eso, pero cuando lo experimentas por primera vez es diferente. Al final aceptas que así son las cosas. Encuentras la manera de lograr lo que necesitas hacer sin escalar la situación.

Esta fotografía tomada el 30 de mayo de 2019 muestra personal alrededor de un drone de vigilancia sobre una pista del aeropuerto de Hotan en la región de Xinjiang, en el oeste de China (AFP / Greg Baker)

Armados con este conocimiento y experiencia,  a finales de mayo nos dirigimos a  Xinjiang para informar sobre la situación ahí. Desde que subimos a un avión, las autoridades supieron que íbamos en camino. 

Lo sentimos al momento en que aterrizamos. Afuera había gente sospechosa esperándonos y empezaron a filmarnos tan pronto como aparecimos. A cualquier lado a donde íbamos los autos nos seguían. Había personas afuera del hotel. En un punto, conté cinco camionetas tipo SUV siguiéndonos.

Lo que me golpeó primero cuando aterrizamos y se mantuvo en mi mente durante el viaje fue la presencia masiva de seguridad en la región. Nunca había visto tal cantidad de policía y militares en China ni en ningún otro lugar donde haya trabajado.

Había puntos de revisión por todos lados y la policía dirigía el tráfico en casi todos los cruces, incluso en los que había semáforo. Las estaciones que en China son conocidas como "delegaciones de policía civil" estaban esparcidas por todos lados.

Esta foto tomada el 4 de junio de 2019 muestra un puesto de control policial, en una carretera cerca de una instalación que se cree que es un campo de reeducación donde se detiene a la mayoría de las minorías étnicas musulmanas, al norte de Akto, en la región occidental de Xinjiang, en China. (AFP / Greg Baker)

En cada puesto de revisión teníamos que salir del auto, dejar que nos revisaran los pasaportes, pasar por un sistema de reconocimiento facial (que no funcionó debido a que eramos extranjeros, pero aún así lo pasamos).

Había escaners para el cuerpo y para los automóviles mientras los coches avanzaban en la fila. Me di cuenta de que integrantes de la etnia local Han pasaban el punto de revisión demasiado rápido, pero los extranjeros y uigures teníamos que esperar.

La región completa parecía estar envuelta en posters de propagada. A todos lados a donde voltearas había banderas nacionales y banderines. "Amo el partido", "conoce el pensamiento de  Xi Jinping", "la unidad étnica es importante", "fortalece el amor por China". Nuevamente, tienes una dosis de posters propagandísticos en todos lados en China, pero esto era exagerado.

Esta foto tomada el 2 de junio de 2019 muestra a una mujer uigur junto a una pintura propagandística que muestra a soldados reunidos con una familia uigur, frente a un hospital militar cerca de Kashgar, en la región noroccidental de Xinjiang, en China. (AFP / Greg Baker)
Esta foto tomada el 2 de junio de 2019 muestra una pintura propagandística que representa un martillo aplastando terroristas, en la pared de un hospital militar cerca de Kashgar, en la región noroeste de Xinjiang, China. (AFP / Greg Baker)

 

La medida en que el aparato de seguridad trataba de prevenirnos de hacer nuestro trabajo en momentos alcanzaba proporciones cómicas. 

Un día, nos disponíamos a hacer nuestro reporte sobre un campo de reeducación en el área. Queríamos filmarlo. Así que salimos temprano. Mientras manejábamos, llegamos a una escena algo surreal de gente  escenificando un choque de automóviles para que la calle pudiera estar cerrada.

Alguien te está observando -- esta foto tomada el 4 de junio de 2019 muestra a escolares caminando bajo cámaras de vigilancia en Akto, al sur de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang en China. (AFP / Greg Baker)

Después de pasar por uno de los controles de carretera habituales, vimos gente alrededor de un camión pegado centímetro a centímetro a un sedán negro,  de modo que sólo se estaban tocando entre sí. Una vez que estuvimos cerca, observamos que  personas en el camión y dentro del sedán se bajaron y fingieron empezar a hacer llamadas telefónicas. Pasamos por delante de ellos mientras lo hacían. Seguimos y finalmente llegamos a un callejón sin salida, desde donde podíamos ver el campo de reeducación. Después  volvimos al coche y condujimos para ver si podíamos encontrar otra forma de entrar.  

Cuando pasamos la segunda vez por el supuesto choque de automóviles ya había hecho su efecto, había docenas de vehículos atascados incluidos nosotros. Al avanzar junto a los coches accidentados vimos que no tenían ni un rasguño. Finalmente pasamos y encontramos otra manera de acercarnos al campamento, en una aldea. 

Esta foto de archivo tomada el 4 de junio de 2019 muestra una instalación que se cree es un campo de reeducación donde tienen a la mayoría de las minorías étnicas musulmanas, al norte de Akto, en la región noroccidental de Xinjiang, en China (AFP / Greg Baker)
Esta foto, tomada el 31 de mayo de 2019, muestra torres de vigilancia en una instalación de alta seguridad cerca de lo que se cree es un campo de reeducación donde la mayoría de las minorías étnicas musulmanas están detenidas, en las afueras de Hotan, en la región noroccidental de Xinjiang, en China. (AFP / Greg Baker)

 

Mientras filmábamos, de pronto apareció un tipo con un walkie talkie, vistiendo unos vaqueros negros y camiseta. Corrió hacia nosotros. "Tienen que irse por su propia seguridad", dijo apurado. "¿Por qué nos tenemos que ir?", le pregunté, "ustedes no tienen derecho a decirnos a donde tenemos que ir", pero él siguió repitiendo que nos fuéramos  y nos alejó del lugar donde estábamos grabando el campamento. Se paró frente a mi cámara y bloqueó cada vez que quería filmar, mientras tanto apareció otro tipo en motocicleta.

Me mantuve filmando. Una de las cosas que he aprendido es que todo es parte de la historia, hay que dejar que la cámara siga andando. Si bloquean una toma, eso también es parte de la historia.

Después de unos minutos nos fuimos. Nuestro viaje apenas empezaba y no queríamos poner en peligro el resto, así que nos fuimos, con el tipo siguiéndonos por supuesto.

El autor (izquierda) está siendo escoltado fuera de una aldea mientras filma los edificios del Centro de Servicios de Formación Profesional de la Ciudad de Artux (en la parte posterior), que se cree que es un campo de reeducación donde se detiene a la mayoría de las minorías étnicas musulmanas, el 2 de junio de 2019. (AFP / Greg Baker)

Un guardia de seguridad estaba escoltándonos fuera de la ciudad cuando descubrimos otra escena bizarra para mantenernos vigilados. Turistas falsos. 

En parte la razón por la que habíamos conducido hacia  el supuesto choque de autos, antes de lo que los actores esperaban, fue porque habíamos planeado ir a un pueblo cercano. A través de imágenes de satélite habíamos descubierto que una mezquita en ese pueblo había sido destruida y queríamos echarle un vistazo.
 

Esta foto tomada el 30 de mayo de 2019 muestra un jardín donde una vez estuvo la mezquita Derwaza de Gujan en Hotan, en la región occidental de Xinjiang en China. (AFP / Greg Baker)
Esta foto tomada el 30 de mayo de 2019 muestra un espacio vacío donde una vez estuvo la mezquita Gulluk Kowruk en Hotan, en la región occidental de Xinjiang de China. (AFP / Greg Baker)

 

Pero en nuestro camino al entrar nos pararon en una calle. "No pueden ir más allá, hay un simulacro policial en la carretera" me dijo un policía. "¿Cuánto durará esto?", "no sé". Entonces se detuvo una camioneta morada en la que iban dos mujeres jóvenes vestidas a la moda. Los policías les dijeron lo mismo que a nosotros. Ellas mencionaron que tenían el día libre y estaban visitando el pueblo como turistas. Sonó creíble, así que no pensamos para nada en ellas. Hasta después que pasamos por el falso accidente por segunda ocasión y llegamos a la ciudad nos dimos cuenta de que las mujeres nos habían seguido.

"Qué hacen", les pregunté una vez que paramos. "Estamos perdidas, así que los estamos siguiendo", dijeron. "Mira, no podemos ayudarlas, somos periodistas y estamos trabajando, si nos siguen se pueden poner en riesgo y podrían poner a otras personas en riesgo". Hasta ese momento estaba más molesto que otra cosa. Su versión parecía creíble, hasta que fuimos escoltados fuera de la ciudad.  

Las mujeres seguía ahí en su camioneta. Pero el guardia de seguridad se veía tan preocupado por nuestra presencia que ni las miró. Cuando salimos, ellas no nos siguieron. Esa tuvo que haber sido una de las experiencias más extrañas que he tenido -  bellas turistas falsas siguiéndonos. 

Esta foto tomada el 31 de mayo de 2019 muestra a una mujer uigur (C) atravesando la entrada de un bazar en Hotan, en la región noroeste de Xinjiang, China. (AFP / Greg Baker)

Trabajar en estas condiciones de manera constante tiene un costo.  Aprendes a lidiar con eso, pero mentalmente es agotador estar luchando constantemente. Te absorbe.

También tienes que tener sentido del humor. Una noche en Xinjiang nos encontramos pasando un rato con funcionarios de propaganda. ¿Qué tal tu estadía?, me preguntó una de ellos. 

"En verdad es muy buena", respondí. "Me siento verdaderamente seguro porque hay mucha gente siguiéndome". No le pareció divertido.

Este blog fue escrito con Yana Dlugy en París.

Esta foto tomada el 3 de junio de 2019 muestra a personas tomando fotos en el área restaurada de la ciudad vieja de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang en China. (AFP / Greg Baker)
Pak Yiu