"Cuando ya nadie creía y la esperanza de la victoria se desvanecía, apareció Suárez de nuevo, quién sino, para dar la victoria a los suyos. De héroe a leyenda tras una exhibición épica que pasará a la historia de los Mundiales. Suárez se echó a llorar y sus lágrimas fueron emblema de la felicidad de todo Uruguay", cuenta nuestro colega Pedro Reparaz, un madrileño en Montevideo que confiaba en la celeste tras la inesperada eliminación de España.
