El asesino en serie Charles Sobhraj en el avión que lo trajo de Katmandú a Francia el 23 de diciembre de 2022 (AFP / Atish Patel)

Cómo AFP atrapó a "La Serpiente"

Cuando el asesino en serie Charles Sobhraj -cuya carrera de muerte dramatizó Netflix en la serie "La Serpiente"- fue liberado inesperadamente de una cárcel de Nepal, las autoridades utilizaron señuelos para sacarlo clandestinamente del país. Aún así la AFP logró localizarlo y entrevistarlo.

Era un día tranquilo en la oficina de la AFP en Tokio cuando el videoperiodista Atish Patel recibió una llamada que terminaría poniéndolo cara a cara con uno de los asesinos en serie más notorios del mundo.

Un sorpresivo fallo de un tribunal de Nepal liberó a Sobhraj, un afable comerciante de gemas conocido como "La Serpiente", cuya ola de asesinatos en la década de 1970 en Asia inspiró la exitosa serie de Netflix. Su apodo proviene de su capacidad para evadir la detección asumiendo una serie de identidades falsas.

Tristemente célebre por hacerse amigo de sus víctimas antes de drogarlas, robarlas y asesinarlas, Sobhraj iba a ser deportado a Francia después de casi dos décadas tras las rejas por dos de los 20 asesinatos que se le atribuyeron.

El periodista de la AFP Sagar Ghimire vigilaba la prisión en Katmandú donde estaba detenido y Atish viajó a Nepal para intentar tomar el mismo vuelo a París que "La Serpiente", con la esperanza de entrevistarlo.

Atish estaba comprando tarjetas SIM en el aeropuerto de Katmandú cuando Sagar le envió un mensaje de texto para decirle que había descubierto en qué vuelo viajaría Sobhraj.

Sin siquiera haber puesto un pie en la ciudad, Atish se dirigió directamente al sector de partidas de la terminal, mientras que la oficina de AFP en Delhi le hacía una reserva en ese vuelo.

 

La policía nepalí escolta a Charles Sobhraj a una oficina de inmigración en Katmandú el 23 de diciembre de 2022, horas su deportación a Francia (AFP / Chandra Bahadur Ale Gorkha)

 

Sagar estaba afuera de la prisión con otros periodistas cuando Sobhraj fue trasladado a un centro de inmigración, protegido de las cámaras por la policía. Y cuando llegó el momento de llevarlo al aeropuerto, usaron señuelos y tres convoyes, cada uno con alguien vestido como el francés y rodeado de seguridad. Nadie logró sacarle una foto.

Atish solo tenía imágenes de 2014 para ayudar a identificar al hombre de 78 años, a quien parecía gustarle usar gorra. 

“Mientras hacía el check-in, estaba bastante preocupado, temía perdérmelo, no reconocerlo”, dijo.

Apenas unos minutos antes de la partida, Sobhraj finalmente apareció en la puerta rodeado de policías, con el mismo tipo de gorra que lucía en 2014. Atish comenzó a filmar con su celular, pero los agentes de seguridad lo detuvieron y borraron sus imágenes.

No le quedó otra opción que subir al avión y probar suerte allí. Atish se demoró cerca del ingreso, donde pudo acercarse a Sobhraj cuando abordó el avión solo y le preguntó: "¿Qué se siente ser libre?"

“Genial”, respondió Sobhraj, sin perder el paso.

“No parecía desconcertado, estaba bastante tranquilo”, recordó Atish. Nadie más pareció reconocer a Sobhraj, a pesar de la mirada de aparente horror en el rostro de la mujer sentada a su lado cuando Atish le tomó una foto.

Atish envió sus archivos de video, foto y audio antes del despegue mientras aún tenía acceso a Internet, y las imágenes exclusivas rápidamente se esparcieron por todo el mundo.

El asiento junto a Atish estaba vacío, así que le preguntó a Sobhraj si le gustaría sentarse con él.

“No dudó”, dijo Atish, quien le entregó su tarjeta de presentación de la AFP. Y una vez que Sobhraj comenzó a hablar, nada lo detuvo.

“Es interesante hablar con él, inteligente y bien informado, así que puedo entender cómo la gente se sintió atraída por él”, señaló Atish. “Hablamos sobre TikTok, la guerra de Ucrania, la Copa del Mundo, incluso el reciente regaño de Xi Jinping a Justin Trudeau por supuestas filtraciones”.

Sobhraj, hijo de padre indio y madre vietnamita, dijo que su celda en la prisión de Katmandú tenía un televisor de 24 pulgadas con 285 canales, algo que otros no tenían, así como un área para cocinar. También podía acceder ocasionalmente a un teléfono inteligente.

Sin embargo, tenía menos que decir sobre los múltiples asesinatos y tentativas de asesinato de los que fue acusado y, en algunos casos, condenado.

 

El asesino en serie Charles Sobhraj en el avión que lo trajo de Katmandú a Francia el 23 de diciembre de 2022 (AFP / Atish Patel)

Sobhraj había estado previamente encarcelado en India después de ser arrestado en 1976 tras intentar envenenar a un grupo de estudiantes franceses. Recapturado tras una fuga, finalmente fue liberado en 1997 y regresó a París antes de reaparecer en Nepal en 2003, donde fue encarcelado de por vida por el asesinato en 1975 de la turista estadounidense Connie Jo Bronzich.

Una década más tarde fue condenado allí mismo por la muerte de su amigo canadiense Laurent Carriere.

Pero Atish dijo que Sobhraj insistió en que era “inocente. No le gusta que lo llamen asesino en serie y dijo que planea demandar a la BBC y Netflix”.

 

“Él vio algunas partes de ‘La Serpiente’, y no le gustó. Su energía está enfocada en limpiar su nombre”, agregó.

Atish conocía la historia de Sobhraj en India, done había estado en la prisión de alta seguridad de Tihar, en Delhi, de la que escapó sensacionalmente en marzo de 1986 tras invitar a los guardias a una fiesta en su celda y drogarlos.

“Lo único que admitió fue que usó tranquilizantes en personas para robar sus pasaportes”, dijo Atish.

 

 

Sobhraj le dijo a Atish que había pedido a la policía nepalesa que lo ayudara a evitar a los medios después de su liberación, y durante una escala en Doha se quejó por teléfono sobre el "maldito" que lo había rastreado en el avión.

Atish envió más imágenes desde Doha y ambos realizaron el tramo final del viaje sentados por separado.

Pero “a eso de una hora de París”, mientras Atish bostezaba mirando TV, “apareció una mano frente a mi boca. Miré hacia atrás y era él”.

Sobhraj sonrió y se dejó caer en el asiento vacío detrás de Atish, deseoso de continuar la charla.

Su acento francés estaba intacto pese a sus años de encarcelamiento en el extranjero, y mostró el "encanto" que se decía había sido clave para sus crímenes.

“Tuvimos una conversación amable”, dijo Atish.

“Tiene una especie de carisma, cierto brillo”, dijo Atish. “Tiene casi 80 años pero exhibe una especie de energía juvenil y eso me impresionó. Tal vez fue porque estuvo en la cárcel durante casi 20 años y estaba muy emocionado por salir”.

 

 
Sobhraj usa su teléfono en una escala en Doha, durante su regreso a Francia, el 23 de diciembre de 2022 (AFP / Atish Patel)

Una vez en París, las autoridades francesas se llevaron a Sobhraj y también lo ayudaron a evitar a los medios que lo estaban esperando. Uno pensaría que eso fue lo último que Atish supo de él.

Pero el día de Navidad, Atish recibió un mensaje de un número desconocido y luego una llamada. Era él.

Sobhraj quería contarle lo ocupado que había estado en su primer día de regreso en Francia, organizando reuniones sobre su próximo libro y un documental sobre su vida y respondiendo solicitudes de entrevistas de los medios de comunicación.

Volvió a enviar a Atish un mensaje para desearle Feliz Año Nuevo.

“Estoy bien y muy ocupado”, escribió. "Se siente genial estar ocupado... ¡por fin!"

 

 

Sara Hussein en Tokio y Sagar Ghimire en Katmandú contribuyeron a este blog, editado en París por Fiachra Gibbons. Traducción y edición en español de Yanina Olivera Whyte en Montevideo.