¿Podrá el periodismo recuperarse del covid-19?
París - La pandemia de coronavirus afectó las funciones vitales del periodismo: la cancelación de eventos, prohibición o limitación de acceso, ruedas de prensa virtuales y el teletrabajo pasaron a ser la norma en las redacciones desde principios de 2020. Pese a que las medidas sanitarias son comprensibles, han puesto patas arriba al libre ejercicio de la prensa.
Los periodistas tenemos la sensación de que estas restricciones se aplican de forma excesiva y que son un pretexto para mantener a los medios a raya.
Al conmemorarse este 3 de mayo el Día Mundial de la Libertad de Prensa, enfrentamos preguntas preocupantes: ¿alguna vez recuperaremos el nivel completo de acceso que teníamos antes de la pandemia para cubrir los eventos? ¿La libertad y la pluralidad de información también serán víctimas del covid-19 cuando, en medio de una ola de desinformación relacionada con el coronavirus, la necesidad de un periodismo de calidad es vital?
Enmascarar
A pesar de la crisis sanitaria, los periodistas de AFP, como muchos otros, continuaron haciendo su trabajo de informar lo que sucede en el terreno. Tuvieron que superar su propia ansiedad para enfrentarse a escenas de gente desesperada y en ocasiones de manifestantes hostiles y sin masacarillas. Y lo hicieron de forma voluntaria, pese al temor de contagiarse ellos y sus seres queridos.
Durante el último año hemos sido inflexibles en nuestro compromiso de salir al campo para investigar, informar de primera mano, mostrar y explicar lo que está oculto a la vista: un virus invisible, eventos bloqueados, una extendida pandemia difícil de comprender. Mascarilla, gafas protectoras y, a veces, traje de protección sanitario pasaron a ser el atuendo de trabajo de un periodista.
Otras limitaciones pasaron a ser normales. Los eventos se realizan a puerta cerrada, en una burbuja sanitaria. Las conferencias de prensa se hacen de forma remota a través de internet y cada vez son más escenificadas. Estas son apenas dos de las restricciones que pusieron freno al trabajo de los medios durante la pandemia.
Hemos perdido la cuenta de los eventos que en el último año se cerraron a los medios de comunicación y que luego se resumieron en una simple declaración enviada por correo electrónico con fotografías y videos proporcionados por los organizadores, algo conocido en la jerga periodística como “handouts”. Sin preguntas, sin cara a cara con los involucrados; sólo una declaración calibrada que deja la sensación de que esa no es toda la historia.
En Alemania, “algunos eventos políticos se han convertido en un espectáculo de marketing”, dice el jefe de la oficina de la AFP en Berlín, Yacine Le Forestier. “Interminables filmaciones de autopromoción sin preguntas de la audiencia ni de la prensa”.
Cuando los ministros franceses viajaron a Argelia a fines de 2020, la AFP no tuvo acceso para cubrir la visita. Debido al covid -alegaron- no habría imágenes y solo se emitiría una declaración oficial. ¡Siga! Nada que ver aqui.
Nuevas normas
Los eventos deportivos están volviendo a la vida después de un cierre de varios meses. Pero su cobertura no se ha librado del daño. La AFP suele filmar ruedas de prensa y entrenamientos de los grandes torneos aunque no los propios partidos debido a temas de derechos audiovisuales. Pero en el mundo pos-covid incluso este acceso ha disminuido.
“Ya no tenemos acceso para video en casi todos los grandes eventos deportivos: los Campeonatos de Europa, Juegos Olímpicos, ligas de fútbol europeas, la Liga de Campeones, el rugby de las Seis Naciones”, dice Guillaume Rollin, redactor jefe de videos deportivos de la AFP.
“El Paris Saint Germain puso fin a toda la actividad de prensa en su centro de entrenamiento”, dice nuestro reportero de fútbol Emmanuel Barranguet. “Todo tiene lugar virtualmente a través de Zoom”.
“En el fútbol, el covid-19 eliminó, posiblemente para siempre, un espacio que era el condimento de la cobertura deportiva: la zona mixta”, dice Jean Decotte, coordinador mundial de fútbol de la AFP. “Ahí era donde los futbolistas podían hablar libremente con los micrófonos sin el filtro de un equipo de comunicaciones”.
Cobertura de pool
Antes del covid, los pools de prensa ya eran una forma común de gestionar la cobertura masiva de eventos programados. Un pequeño grupo de periodistas, a menudo un reportero para texto, foto y video, asiste al evento y comparte la información con los demás medios acreditados. Este ha sido durante mucho tiempo el sistema para permitir que el enorme cuerpo de prensa acreditada ante la Casa Blanca cubra las actividades públicas del presidente de Estados Unidos.
La cobertura del pool termina siendo idéntica en todos los medios ya que depende de la producción de un solo periodista de cada formato, sin la riqueza que implica la presencia de varios medios con puntos de vista distintos.
“Con la pandemia, hemos observado la generalización de los pools, hasta el punto de que se están convirtiendo en una práctica estándar”, dice el editor en jefe de fotografía de la AFP, Stephane Arnaud.
Respecto a las imágenes de TV, “el acceso para cubrir declaraciones públicas se ha vuelto muy problemático”, con muchos casos en los que solo se permite una cámara, dice nuestro editor jefe de video, Mehdi Lebouachera. “En el mejor de los casos, el contenido es el mismo para todos los medios. En el peor de los casos, se da preferencia a algunos seleccionados".
En Estados Unidos, los equipos de la AFP que más sintieron las restricciones por la crisis sanitaria fueron los que buscaron acceso a Joe Biden durante su campaña electoral. “Todos los eventos fueron cubiertos por un grupo, incluidos los mitines de campaña, que en todos los casos fueron a pequeña escala”, dice el editor en jefe de AFP para América del Norte, Herve Rouach.
Asimismo, se restringió el acceso al Congreso y a la Casa Blanca. “En la sala de prensa del Ala Oeste se redujo el número de plazas para mantener la distancia entre los periodistas”, quienes deben turnarse para asistir en forma presencial a las sesiones informativas, agrega.
Puertas cerradas
En Bruselas, el sistema de pool reina en las principales instituciones de la Unón Europea (UE): el Consejo Europeo y la Comisión Europea. “Ya no tenemos la oportunidad de tomar fotografías de Ursula von der Leyen, salvo durante sus escasas apariciones en la sala de prensa”, dice nuestro fotógrafo Kenzo Tribouillard, en alusión a la jefa de la comisión. “Mientras tanto, los canales de televisión oficiales y las redes sociales de los líderes están cargados de eventos a los que no tenemos acceso”.
En video, las condiciones no son mejores. “A menudo no tenemos más remedio que tomar el video institucional, ya que no hay acceso posible a los eventos”, dice el videoreportero Kilian Fichou. Antes de la pandemia, decenas de periodistas podían plantear preguntas a los jefes de estado europeos en las cumbres. “Ahora solo hablan con una cámara al llegar, rodeados de un silencio bastante irreal”.
Es difícil ver dónde termina el respeto por las medidas de salud y comienza el deseo de limitar el acceso a los medios. Kilian tiene “la impresión de que se han cerrado muchas puertas y será muy difícil volver a abrirlas”.
En Alemania, las restricciones fueron tan perjudiciales que los periodistas se vieron obligados a hacer una acampada nocturna ante un juzgado sobre colchones y sillas plegables para asegurarse un lugar en la cobertura de un juicio, según un informe de Reporteros Sin Fronteras. “Es una lástima: el sistema de pool ahora se usa sistemáticamente en lugares que antes estaban abiertos a todos, o casi, aunque es difícil discutir las razones de salud”, dice Annie Thomas, editora en jefe de la AFP para Francia.
Para los periodistas que cubren el gobierno francés, hace tiempo que existe un sistema de pool en el palacio del Elíseo, pero su uso se ha extendido durante la pandemia, al imponerse cada vez más para actividades ministeriales e incluso eventos públicos, aunque algunos grupos de medios aún están ocasionalmente autorizados: todos contra todos con micrófonos, grabadores y cuadernos desplegados a voluntad.
La cobertura de eventos glamurosos también ha sufrido. No se permitió el ingreso a ningún fotógrafo ni videoperiodista de la AFP a la ceremonia de los Óscar de este año. El trabajo provino de un pool y de handouts de los organizadores.
Excusa perfecta
El pool también es la norma para fotografiar eventos deportivos clave, incluidos los partidos de fútbol de la Premier League inglesa o la selección francesa, la Champions League y el próximo torneo internacional Euro 2020. El acceso de los fotógrafos a los partidos de cricket durante la reciente gira de Inglaterra por India estuvo restringido, a pesar de que los juegos en cuestión estaban abiertos a reporteros de texto y espectadores.
“Algunos periodistas en el terreno sienten que el covid dio al comité indio la excusa perfecta para restringir la cobertura fotográfica externa y reemplazarla con handouts, dándole la posibilidad de controlar la producción y beneficiarse comercialmente de las fotografías exclusivas”, dice el coordinador de deportes de la AFP para la región Asia-Pacífico, Talek Harris.
Una agencia de noticias como la AFP paga a sus periodistas por su trabajo de recopilación de noticias y los costos técnicos asociados. El estatuto de la agencia les prohíbe pagar a sus fuentes.
“En el mundo del deporte, hay enormes sumas en juego en función de las imágenes. En televisión, solo quienes tienen los derechos pueden filmar y retransmitir una acción deportiva. El temor es que este modelo ahora pueda comenzar a aplicarse a las fotografías, si los organizadores se marcan el objetivo de ganar dinero con la distribución y reventa de fotografías”, dice Stephane Arnaud. “El futuro luce difícil”.
Envasado en origen
Mantener una variedad de fuentes es esencial para que los periodistas puedan informar con la mayor amplitud posible. La adquisición de nuevas fuentes a medida que evolucionan las noticias implica encuentros formales pero también espontáneos e informales. Eso se ha complicado en una época de distanciamiento físico y videoconferencias.
Cuando los periodistas carecen de acceso directo a fuentes alternativas, “¿cómo pueden proporcionar el contrapeso necesario a declaraciones oficiales repletas de trivialidades, buenas intenciones y discursos anodinos?” dice nuestra editora de economía mundial Aurelia End, asistente habitual de las cumbres del G20 y del Foro Económico Mundial de Davos.
“Las videoconferencias eliminan literalmente todo excepto los mensajes cuidadosamente preparados. El micrófono solo capta las palabras. Los periodistas a menudo tienen que enviar sus preguntas con anticipación y rara vez tienen la oportunidad de repreguntar”.
Las conferencias de prensa por Zoom terminan sin preguntas, o solo con preguntas de los medios locales antes de las consabidas palabras: “Lo siento, se acabó el tiempo”, se queja uno de nuestros reporteros en el Golfo. “Cero oportunidad de seguimiento, incluso si podemos preguntar algo. La interfaz de Zoom es una bendición para el hipercontrol de estos eventos”.
Las videoconferencias pueden tener la ventaja de que un evento sea accesible a un número mucho mayor de personas que la sala de reuniones promedio. Así lo han entendido los equipos de Fórmula Uno, que permiten que los reporteros hagan preguntas en línea a sus pilotos durante los Grand Prix cuando se encuentran en sectores donde el acceso es limitado. Los medios de comunicación que no pueden viajar a todos los Grand Prix agradecieron este mayor acceso a las entrevistas, dice la corresponsal de deportes de motor de la AFP, Raphaelle Peltier.
La otra cara de la moneda es que esas entrevistas son de inferior calidad, pues es difícil repreguntar a través de una computadora. Y solo estando en la pista se puede obtener una cobertura invaluable, como el relato detallado que Raphaelle hizo del espectacular accidente del que escapó el piloto francés Romain Grosjean en el Gran Premio de Baréin de 2020.
Autopista de desinformación
Con menos margen para el periodismo en el terreno y ante el alcance de la comunicación masiva que brindan las redes sociales, se ha abierto una autopista de la desinformación.
En una importante encuesta realizada por Centro Internacional de Periodistas (ICFJ) al inicio de la pandemia, más del 80% de los reporteros consultado dijo haber encontrado noticias falsas al menos una vez a la semana. De estos, el 46% señaló que las fuentes eran líderes políticos.
“La pandemia de coronavirus ha proporcionado un terreno fértil para que los teóricos de la conspiración y los activistas contra las vacunas amplifiquen la confusión y sus mensajes, aprovechando los temores públicos sobre los riesgos para la salud y las políticas de salud en constante evolución”, dice Sophie Nicholson, editora en jefe adjunta del equipo de investigación digital de AFP.
“Hemos visto información errónea similar que se propaga por todo el mundo a medida que se desarrolla la pandemia, desde curas falsas hasta el rechazo de mascarillas o afirmaciones no comprobadas sobre los efectos nocivos de las vacunas”, dice Sophie Nicholson. “Estas publicaciones pueden ser compartidas de buena fe por miembros del público y, a menudo, cuentan con el apoyo de celebridades o políticos”.
Con nuestra red única de más de 100 periodistas especializados dedicados a esta tarea, AFP ha publicado cerca de 3.300 artículos de verificación de datos en 18 idiomas desde enero de 2020. Han jugado un papel vital en un momento en el que recomendaciones falsas se han extendido en línea, como el uso de desinfectantes tóxicos para combatir el covid, algo que el mismísmo Donald Trump sugirió mientras era presidente de Estados Unidos.
Espacio para el debate
¿Qué ha sido de nuestras propias redacciones, esos vibrantes crisoles de ideas, debates, preguntas críticas y creatividad? El trabajo a distancia nos ha privado de estos intercambios y su falta nos ha hecho apreciar su riqueza y vitalidad.
Durante las diversas restricciones por el coronavirus, los periodistas se encontraron aislados detrás de las pantallas de sus computadoras, conectándose entre sí a través de mensajes de texto y conferencias editoriales en línea.
Aquellos en la línea de frente que informan sobre la muerte y la desesperación día tras día sufrieron el derrumbre de sus habituales defensas psicológicas. Entre los periodistas encuestados al inicio de la pandemia, la mayor queja fue el impacto psicológico y emocional de la crisis. A esto le siguió el desempleo o las preocupaciones financieras (67%) y la gran carga de trabajo (64%), según el ICFJ.
Ante el riesgo de estrés, depresión y agotamiento, la AFP dio acceso a una plataforma de apoyo psicológico para su personal en todo el mundo. Pero, ¿qué hay de los miles de otras organizaciones de noticias, autónomos y colaboradores que se han visto debilitados financieramente por la pandemia?
¿Daño duradero?
“La pandemia de coronavirus ha sido usada como excusa para bloquear el acceso de la prensa a las fuentes de información y los informes sobre el terreno”, dijo Reporteros sin Fronteras en un reciente informe. “¿Se restablecerá este acceso cuando termine la pandemia?” Los datos de la ONG indican que la actividad periodística está total o parcialmente bloqueada en más de 130 países, señaló su secretario general, Christophe Deloire.
Con el acceso a la información restringido y la libertad de prensa y pluralidad amenazadas, la actual crisis proporciona todos los ingredientes para un daño duradero al periodismo.
“El foro de Davos y las cumbres del G20 ciertamente se reanudarán en persona”, dice Aurelia End. “Pero, ¿se invitará a la prensa, incluso a distancia o bajo vigilancia en un centro de prensa remoto? ¿O los periodistas tendrán que quedarse detrás de sus pantallas, más lejos que nunca de la realidad y de los juegos de poder? "
Una vez que termine la tragedia del covid, comenzará la batalla, obstinada y sin ilusiones, para que la libertad de prensa recupere el terreno perdido. El fact-checking podrá combatir las noticias falsas que se viralicen más, pero la cobertura periodística en el terreno seguirá siendo la mejor defensa contra la desinformación.
Es una batalla que deberá ser librada por todos los periodistas, en todos los medios, pero también por los gobiernos, los tomadores de decisiones; de hecho, por todos los ciudadanos comprometidos con uno de los pilares cruciales de la democracia.
Sabemos que ninguno de nosotros saldrá ileso de este trauma mundial. Pero esperemos con optimismo que, como las malas hierbas del jardín, el periodismo trabaje para recuperar cada resquicio de libertad.
Texto de la editora en jefe global de la AFP Sophie Huet con contribuciones de nuestra redacción. Traducido por Yanina Olivera Whyte