Amor y peligro

Taunggyi, Birmania -- Cuando le propuse matrimonio a mi novia, los fuegos artificiales iluminaron el cielo. Literalmente. Por suerte, ninguno nos alcanzó.

Estábamos en medio del campo en el este de Birmania durante el festival de globos de fuego de Taunggyi, toda una institución local. Forma parte del Festival de la Luz Tazaungtai, que se celebra en todo el país y que marca el final de la temporada de lluvias en Birmania. El de Taunggyi es especialmente hermoso. Y especialmente peligroso. Imagino que por eso me vino la inspiración para hacer la pregunta más importante de mi vida. Pero eso lo cuento más adelante.

Durante el festival, que dura 10 días, cientos de globos con fuegos artificiales caseros en su interior se elevan en el cielo nocturno. Si todo sale bien, los fuegos artificiales explotan cuando el globo está los suficientemente alto, arrojando cascadas de chispas sobre los miles de espectadores que los observan.

Fuegos artificiales que estallan durante el festival de Taunggyi, noviembre de 2016. (AFP / Ye Aung Thu)

El problema es que los globos y los fuegos artificiales son hechos en casa, la gente trabaja en ellos durante meses, y a veces no explotan cuando deben. A menudo lo hacen muy cerca del suelo, lo que puede causar muertes. En 2014, por ejemplo, tres personas murieron cuando un globo se chocó contra ellos y un niño falleció porque otro globo se estrelló contra la tienda de campaña de su familia.

Asistentes al festival se protegen de la caída de fuegos artificiales, noviembre de 2016. (AFP / Ye Aung Thu)

Pero el peligro no hace que decaiga el espíritu y el entusiasmo por el festival, el orgullo y la diversión, en el estado de Shan. Como le dijo a un colega de la AFP un hombre que llegó desde Mandalay (centro) para ver el festival este año: “Estoy muy contento, pero también asustado”.

Los habitantes locales están extremadamente orgullosos de su fiesta. Los grupos que participan trabajan durante meses en sus globos y fuegos artificiales. El espectáculo atrae a decenas de miles de personas cada día del festival y muchos jóvenes que dejaron Shan por cuestiones laborales vuelven a casa para verlo.

(AFP / Ye Aung Thu)

Yo nací y crecí en Rangún. La primera vez que vi el festival fue en 2011 con mi novia, quien es de la zona. En cuanto llegué al lugar, supe que sería genial. Faltaba una semana para que comenzara la celebración, pero todo el mundo hablaba de ello. Se podía notar la emoción en el ambiente.

La gente me describía con entusiasmo lo increíble que sería y cuando vi la inauguración, supe que no estaban exagerando. El festival comienza con un gran espectáculo de fuegos artificiales y el lanzamiento de cientos de farolillos de papel al cielo. Fue precioso y alucinante. Se me puso la piel de gallina y decidí que cada año lo cubriría como fotógrafo.

(AFP / Ye Aung Thu)

Pero al año siguiente viví uno de mis mayores miedos, en el que es considerado como uno de los festivales más bellos y peligrosos de Asia.

Los jueces estaban comprobando la colocación de un grupo, mientras otro se preparaba para lanzar su globo. Aunque el viento no era suficientemente fuerte, el segundo grupo decidió dejar ir su globo y prender la mecha sin aprobación. La tenue brisa provocó que sus fuegos artificiales empezaran a explotar muy cerca del suelo, afectando a la gente que estaba debajo.

Los bomberos trabajan intensamente luego de que un globo estallara antes de lo previsto, noviembre de 2016. (AFP / Ye Aung Thu)
Asistentes al Festival se protegen los fuergos articiales que estallaron antes de tiempo, noviembre de 2012. (AFP / Ye Aung Thu)

 

Se desató un caos, pero todo empeoró cuando uno de los fuegos artificiales golpeó otro del primer grupo y el lugar entró en llamas.

Imagínense: casi 60 kg de fuegos artificiales explotando, la mitad en el aire cerca del suelo y la otra mitad en el propio suelo. Había chispas por todas partes. La gente corría en todas direcciones, huyendo del fuego.

En ese momento sólo pensaba en poder hacer una foto de cerca de los bomberos, no pensaba en que yo mismo podía verme afectado y resultar herido, o incluso morir. Un amigo tomó una foto de mí, parado, solo, capturando imágenes cerca de la explosión. No pensé en el peligro, pero cada vez que veo la fotografía me sorprendo.

Ye Aung Thu tomando fotografías durante el festival. (Cortesía de John Major)

A lo largo de los años he aprendido a protegerme cuando trabajo.

Siempre soy muy consciente de que estoy en el terreno. Cuando tomo fotos, tengo mucho cuidado y vigilo los fuegos artificiales que pueden venir directamente hacia mí. Los locales aseguran que el jean es el único material que puede protegerte de los fuegos artificiales y las chispas por lo que, encima de toda la ropa que suelen llevar para protegerse del frío, normalmente se ponen una chaqueta vaquera. Y si hay una explosión, no hay que correr sin más. Hay que ver en qué dirección se dirige el globo y luego cubrirse lo más rápido posible, no solo correr a donde tus piernas te lleven.

(AFP / Ye Aung Thu)

También he aprendido otras lecciones. Como que no hay que acercarse demasiado al grupo que está a punto de lanzar su globo al aire, porque sus integrantes están muy tensos, concentrados en el proceso y estresados, en parte por el riesgo que conlleva. No hay que entrar dentro del globo para tomar fotografías sin pedir permiso al grupo. Yo lo hice el primer año. Por suerte, en aquella ocasión los miembros del grupo conocían a mi novia y sabían que era mi primera vez en el festival, por lo que fueron más tolerantes.

Supongo que algunas personas se preguntan por qué la gente local va a este festival, si es tan peligroso. Imagino que la razón es su belleza.

Cuando todo sale bien, es mágico.

 

Puedo dar fe de ello, porque yo mismo me dejé llevar por la emoción. Al cabo de unos años, estaba pensando en proponer matrimonio a mi novia, pero no tenía un plan específico en mente. En 2012, estábamos en el campo, uno de los globos ascendió y los fuegos artificiales fueron realmente bonitos. La gente bailaba alegremente alrededor de nosotros, el grupo que lo lanzó gritaba de orgullo y se abrazaba porque el lanzamiento había sido perfecto.

Noviembre de 2015. (AFP / Ye Aung Thu)
Noviembre de 2016. (AFP / Ye Aung Thu)

 

Me dejé llevar por la emoción y sentí que quería pasar el resto de mi vida con mi novia, viendo cosas lindas como esa, alcanzar el éxito y la felicidad juntos. Así que de repente me arrodillé y le propuse matrimonio. Ni siquiera llevaba un anillo, usé el cable de mi celular para hacer uno. Por suerte dijo que sí y nos casamos dos años después.

 

Supongo que ese es el secreto de este festival: la magia. Para los locales, es su orgullo y su alegría. Se pasan meses preparando los fuegos artificiales, pensando en qué combinaciones resultarán más bellas en el cielo nocturno. Cuando todo sale bien, el globo está en el cielo y los juegos pirotécnicos explotan, es algo que hay que ver realmente. Por eso a la gente de la localidad le apasiona tanto.

Y es algo que solo se puede ver aquí. Es parte de la cultura del país que hay que preservar.


Este blog fue escrito con Yana Dlugy en París.

Noviembre de 2016. (AFP / Ye Aung Thu)