Un afiche con la imagen de "El Chapo" Guzmán tras su fuga, en México, el 13 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

Descenso a las tinieblas

Yuri CORTEZ

ALMOLOYA DE JUÁREZ, México, 27 de julio de 2015 - Todo comenzó la madrugada del 12 de julio. Una llamada del director de la AFP México, Sylvain Estibal, que de golpe lanza la alerta: “¡Se escapó el Chapo!”. México es así, un país donde las noticias te sacan de la cama a cualquier hora. La conversación duró un minuto, eran las 02:20am y no se trataba de una falsa alarma. Salimos enseguida y coordinamos la logística en el camino. 

Lo primero era ir a las afueras de la prisión de El Altiplano, ubicada en el poblado de Almoloya de Juárez, en el estado de México. Como es usual en esa región, un frío intenso nos esperaba. El centro penitenciario de alta seguridad parecía calmo, con muchas luces exteriores apagadas mientras iban y venían patrullas de la Policía Federal y del Ejército mexicano. En nuestra ruta nos detuvimos a hacer tomas de los primeros puestos de control ya instalados en la carretera.

Oficiales en las afueras de la prisión El Altiplano, en Alomoloya de Juárez, el 12 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

Intentamos llegar a la entrada principal pero fuimos repelidos por un oficial de la Federal; así que decidimos transmitir las primeras imágenes de video y foto que ya habíamos captado. La falta de señal en el perímetro nos obligó a manejar unos kilómetros más para concretar el envío.

De inmediato iniciamos la búsqueda de la casa donde comenzaba el túnel por el cual habría escapado Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán o, como también lo llaman, “El Señor de las Drogas”. 

Vista aérea de la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, el 15 de julio de 2015, en Almoloya de Juárez (AFP / Mario Vázquez)

Ubicamos el lugar al que se llegaba luego de pasar una pequeña quebrada y campos pantanosos. Decenas de periodistas estaban atrás de la primicia, marchando a campo traviesa para tener las primeras imágenes. Con tanta adrenalina es fácil hasta olvidar el peso de los equipos. 

Ahí estaba la casa, invadida por decenas de soldados, policías ministeriales, fiscales, federales y quién sabe cuántas corporaciones de seguridad más. El lugar, enclavado en una loma, tenía una vista directa, y casi de postal, al penal.

Militares custodian la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

La espera para acceder al túnel fue larga y lo único que se nos permitió fue hacer un pequeño y apresurado recorrido por los alrededores de la vivienda. Después de cuatro días nos dieron indicaciones de cómo iniciar el descenso por un agujero de unos 60 cm de largo por unos 50 cm de ancho. A un lado había quedado una carretilla aún cargada con tierra, una cortadora eléctrica y otras herramientas que yacían como testigos de una misión que había sido cumplida. 

Al comienzo, bajar fue relativamente fácil. El primer nivel estaba apenas un par de metros abajo. Creo que la estructura debía tener un metro cuadrado, lucía perfecta, la madera muy bien cortada y encajada, las gradas muy sólidas y bien pegadas a una de las paredes. En pocos segundos todo fue oscuridad y quedamos en tinieblas.

La escalera que conecta al túnel por el que habría huido "El Chapo" Guzmán, en Almoloya de Juárez, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

Bajamos y caminamos varios metros por el túnel medio agachados para evitar lesionarnos. Finalmente vimos la ya entonces famosa motocicleta. Era una 125cc a la que le habían modificado e instalado un sistema de riel para empujar hasta dos pequeños vagones en los que sacaban la tierra de la excavación y en los cuales viajó El Chapo. 

El túnel era casi perfecto: ventilación, iluminación eléctrica, herramientas para reparar cualquier daño al sistema, tanques de oxígeno, más y más cubetas y una serie de herramientas que debieron usar quienes se encargaron de construir la obra.

Herramientas usadas en la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, en Almoloya de Juárez, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

Después de muchas indicaciones por parte de las autoridades, logramos entrar al sitio donde se originó la fuga: la cárcel del Altiplano. Las medidas de seguridad impresionan. Fotografías, identificaciones y una marca indeleble en el brazo izquierdo son solo algunos de los pasos a seguir para poder ingresar. 

El Altiplano, sus muros pintados con un color gris y una franja azul intenso. Sus espacios completamente verdes con un pasto muy bien cuidado, pero donde no crece ninguna flor, solo pequeños arbustos recortados en forma de figuras.

Nos escoltan oficiales de vigilancia penitenciaria. Siguiendo estrictos protocolos de seguridad llegamos a la celda número 20, la del huésped más famoso del penal, ubicada en el pasillo titulado “Tratamientos Especiales”. 

Vista de la celda de "El Chapo" Guzmán en la prisión El Altiplano, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)

La celda no debe tener más de 12 metros cuadrados. Tomé las fotos que pude en el corto tiempo que duramos dentro de la celda y me apresuré a transmitirlas. A nuestras espaldas, la número 20 quedaba vacía, con sus fuertes y sólidos barrotes que fallaron en contener al hombre que descendió a las tinieblas.

Yuri Cortez es fotógrafo de AFP en México

Policía Federal custodia la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, en Almoloya de Juárez, el 14 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)