Tetiana Ustymenko, residente de Bucha, llora sobre la tumba de su hijo, enterrado en el jardín de su casa, el 6 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)

Los cuerpos de Bucha

Un equipo de AFP fue el primero en descubrir los horrores de Bucha, una tranquila localidad suburbana cerca de Kiev, que estuvo ocupada durante más de un mes por el ejército ruso, al que se acusa de masacrar a cientos de civiles. Esta es la dura crónica de Danny Kemp sobre los hallazgos de ese día. El relato puede resultar angustiante.

Bucha - Al principio vimos a tres tirados en el suelo como si fueran montones de trapos. “Cuerpos”, dijo alguien en el auto, porque era lo único lo que se podía decir. Nuestro conductor se detuvo con un chirrido y saltamos fuera del vehículo. Una larga calle gris de Bucha se extendía bajo un cielo igualmente gris. Los tres cuerpos yacían junto a una pila de materiales de construcción y tarimas de madera. A medida que nos acercábamos pudimos ver que uno tenía las manos atadas a la espalda.

Sin embargo, pasaron unos minutos antes de que cualquiera de nosotros (yo mismo, el fotógrafo Ronaldo Schemidt y el videoperiodista Nicolás García, junto con nuestro reparador, nuestro conductor y nuestro asesor de seguridad) realmente miráramos el resto de la calle.

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Cuerpos yacen en la calle Yablonka , Bucha, tras el restiro de las tropas rusas de esa localidad en las afueras de Kiev, el 2 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)


Cuando lo hicimos, nos dimos cuenta de que esos tres cuerpos eran solo el comienzo. Hasta donde podíamos ver en cualquier dirección, había más, muchos más. Cadáver tras cadáver tras cadáver a lo largo de esta única calle llena de escombros. Este solitario lugar se había convertido en un infierno para los habitantes de Bucha.

Me invadió una ola de conmoción e incredulidad: esta horrible escena no podía ser real. Pero lo era. Miré a mis colegas y fue entonces cuando el instinto profesional entró en acción, ayudado por el cansancio robótico luego de tres semanas en Ucrania.

Nos pusimos a trabajar porque sabíamos que se trataba de una gran historia, que podría dar lugar a acusaciones de crímenes de guerra. Sabíamos como periodistas que debíamos contarlo al mundo rápidamente. Ronaldo y Nicolás estaban tomando imágenes, la evidencia para demostrar que los informes en las redes sociales sobre los cuerpos en Bucha eran ciertos.

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Un ciclista muerto yace bajo su bicicleta en una calle de Bucha, tras la partida de las tropas rusas, el 2 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)


También sabíamos lo rápido que pueden propagarse las campañas de desinformación sobre tales incidentes (lo que luego se demostró) y lo importante que era hacer todo bien.

Lo que no sabíamos era que en 24 horas, las imágenes y el texto que produciríamos provocarían indignación internacional contra Rusia y así como pedidos de más sanciones, llevando a la guerra en Ucrania a una nueva y angustiosa fase.

 

Imágenes de cuerpos en una pantalla mientras el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habla ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el 5 de abril de 2022 (AFP / Timothy A. Clary)

 

Habíamos estado durante días tratando de llegar a las otrora somnolientas localidades de Irpin y Bucha, en las afueras del noroeste de Kiev, cubiertas de bosques de pinos. El principal puesto de control fuera de la capital había estado cerrado a los periodistas desde la muerte del cineasta estadounidense Brent Renaud el 13 de marzo.

La respuesta en el puesto de control siguió siendo un firme "Ni" (No), pese a que las autoridades declararon que esas localidades habían sido liberadas, en la otra cara de la operación de estricto control de los medios ucranianos, que transmitieron los discursos del presidente Volodimir Zelenski a los parlamentos de todo el mundo. Desde el puesto de control podíamos oír los estruendos de los bombardeos constantes y nos preguntábamos cómo sería la situación de la gente dentro de los pueblos.

 

Un ciclista pasa frente a un blindado ruso incendiado en las afueras de Kiev, el 1 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)

 

Un cambio de ruta finalmente nos llevó a Irpin en la brumosa tarde del viernes 1 de abril. Descubrimos un páramo de edificios destruidos y gravemente dañados, automóviles aplastados y acribillados, y tanques rusos quemados, casi completamente desprovisto de población humana.

Al día siguiente, un sábado gris, frío y con llovizna, nos dirigimos a Bucha. La noche anterior habíamos visto videos en las redes sociales que mostraban a alguien conduciendo por una calle de esa localidad llena de cuerpos, pero ningún periodista había llegado al lugar para corroborar se ello era cierto.

 

Ingenieros del servicio estatal de emergencia de Ucrania buscan minas entre los vehículos destrozados en una calle de Bucha, el 5 de abril de 2022 (AFP / Genya Savilov)

 

Estábamos nerviosos mientras conducíamos por las calles devastadas de Bucha, temiendo que las tropas rusas no se hubieran retirado y que pudiera haber más combates. Al principio, encontramos historias de supervivencia, como la de un grupo de ancianos que había sobrevivido sin comida, agua corriente ni electricidad durante un mes. Los soldados ucranianos habían comenzado a repartir ayuda.

Entonces el estado de ánimo se volvió aún más sombrío. Un cuerpo yacía en el suelo, medio cubierto por una manta, cerca de la estación de tren destruida por la artillería. Un residente local, con los ojos desorbitados y fumando un cigarrillo, nos mostró lo que dijo que era la tumba poco profunda de cuatro personas asesinadas por los rusos, excavada en el jardín trasero de un vecino y coronada con una cruz de madera verde.

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Fosa común detrás de una iglesia en la localidad de Bucha, al noroeste de Kiev, el 3 de abril de 2022 (AFP / Sergei Supinsky)


A esa altura pensábamos que teníamos suficiente material para describir la situación en Bucha. Pero nuestro conductor había estado hablando con soldados y habitantes locales que parecían confirmar lo que habíamos visto en las redes sociales, y que a poca distancia de donde estábamos una calle estaba llena de cuerpos. El hombre que nos mostró las tumbas se ofreció a ser nuestro guía. A menudo, estas pistas no van a ninguna parte, pero valió la pena intentarlo. Volvimos al coche.

 

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El cadáver de un hombre con las manos atadas a la espalda yace en una calle de Bucha, el 2 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)


Parece extraño que un ser humano pueda parecer tan inhumano. El rostro del primer cuerpo, un hombre con una chaqueta marrón con capucha y jeans tumbado de lado, se veía tan blanco y ceroso que parecía irreal. En cambio, fueron sus manos, atadas a la espalda con una tela blanca, las que trajeron la realidad de su muerte: las líneas de la piel ligeramente arrugada, las uñas descoloridas. Estaba entre un grupo de tres cuerpos. La pernera del pantalón de uno de los otros se había subido ligeramente por encima del calcetín, mostrando la piel violácea.

Los reporteros a menudo deben reprimir el instinto que nos dice que no nos entrometamos en la vida de las personas, y eso es cierto incluso con los muertos. Al principio sentí que estaba mal mirar muy de cerca a estos cuerpos que no podían pedir que no los miraran. Entonces te das cuenta de que no hay otra forma de tratar de averiguar cómo murieron y quizás quiénes eran. Estaba claro que vestían de civil.

 

Un soldado ucraniano mira dentro de un auto con el parabrisas acribillado, cerca de Buda-Babynetska, al norte de Kiev, el 5 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)

 

Todos parecían ser hombres adultos, de varias edades, y estar muertos desde hacía algún tiempo, pues tenían la piel cetrina y hundida y los dedos rígidos. Si bien no había visto muchos cuerpos antes, había visto unos pocos asesinados recientemente que no se veían así.

 

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Un cuerpo yace en una calle de Bucha, el 2 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)


La tarea de un periodista es bastante simple en circunstancias como esta: trata de dejar el horror a un lado, cuenta los cuerpos, observa y describe.

Caminé la calle de arriba a abajo por lo menos dos veces para contar los cuerpos, pero perdía la cuenta, pues había muchos y encontré un cadáver tirado en un patio que no había visto. Al final tuve que tomar fotos de cada uno con mi teléfono para asegurarme de que tenía el número correcto. En la tercera recorrida estaba seguro: 20 cuerpos.

Para mis compañeros Ronaldo y Nicolás el trabajo es más duro. El poeta T.S. Eliot dijo que “la especie humana no puede soportar mucha realidad”, y esta es una de las paradojas del periodismo gráfico. ¿Cómo transmites el horror de la situación sin mostrar demasiado, para que la gente no ignore la información en sus teléfonos móviles? ¿Y cómo logras preservar de alguna forma la dignidad de estas víctimas que han sido despojadas de ella por la forma en que murieron?

La habilidad de mis colegas para caminar por esa delgada línea se vería más tarde en las portadas de los periódicos y en las pantallas de todo el mundo, y en los políticos, tanto de Ucrania como del extranjero, que más tarde utilizarían esas imágenes para ilustrar la devastación en Bucha.

 

Titular de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, primer ministro eslovaco Eduard Heger (izq) y el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell (derecha, con lentes) frente a una fosa común en Bucha, el 8 de abril de 2022 (AFP / Sergei Supinsky)

 

Aun así, la realidad se abría paso mientras estábamos en esa calle helada y gris. ¿Quiénes eran estas personas que allí yacían en poses tan diferentes? ¿El anciano mayor cuya cabeza descansaba sobre el cordón de la vereda, con los ojos cerrados y las piernas cruzadas, casi como si estuviera tomando una siesta? Los dos jóvenes que yacían uno al lado del otro en un charco, uno con los ojos abiertos, mirando sin ver al cielo, ¿eran amigos o parientes? Y el hombre con la mano en el bolsillo de su chaqueta negra, ¿buscaba algo cuando murió?

 

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Un ciclista yace muerto en una calle de Bucha, localidad al noroeste de de Kiev (AFP / Ronaldo Schemidt)


Y luego la pregunta crucial: ¿cómo murieron y a manos de quién? Pudimos ver terribles heridas en la cabeza en dos de ellos, pero no en el resto.

¿Por qué solo uno de ellos tenía las manos atadas, mientras que otros aparentemente habían sido asesinados en su vida cotidiana? Tres cayeron enredados en sus bicicletas, uno todavía agarrando su bolsa negra, dos con sus bolsas de compras.

La calle estaba cubierta de escombros y al menos una casa quedó destruida. ¿Había sido bombardeada la zona? ¿Y los autos quemados, aplastados y acribillados a balazos?

 

Tetiana Ustymenko, residente de Bucha, llora sobre la tumba de su hijo, enterrado en el jardín de su casa, el 6 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)

 

Esas preguntas tendrían que esperar. Un puñado de residentes locales pasó caminando, mirando a algunos de los cuerpos, como si la muerte se hubiera convertido en una rutina. Pero no les hablamos. Llega un momento en el que tienes que sacar las noticias, y decidimos ir y enviar nuestras fotos, videos y textos a nuestra redacción. Anotamos el nombre de la calle, Yablonska, y nos alejamos.

Nuestra alerta -“Al menos 20 cadáveres en calle de ciudad cerca de Kiev (AFP)”- estaba en el hilo sobre las 16:30 hora ucraninana de ese sábado 2 de abril, junto con fotos y video. Informamos acerca de lo que vimos y dejamos que otros atribuyeran las culpas. Las autoridades ucranianas dijeron luego que todas las víctimas de la calle Yablonska habían sido ultimadas a tiros y que cientos de personas habían sido asesinadas en la retirada rusa de Bucha, algunas de las cuales habían sido enterradas en fosas comunes. Imágenes satelitales mostrarían más tarde que varios cuerpos yacían en la calle desde mediados de marzo, cuando la ciudad estaba bajo control ruso. El sitio web Bellingcat publicó imágenes de drones mostrando fuego de tanques impactando a un ciclista en la misma calle.

 

 

Estaba lejos de ser el primer horror surgido de la invasión rusa de Ucrania iniciada más de un mes antes. Había angustiantes testimonios e imágenes de las semanas previas de la sitiada ciudad portuaria de Mariúpol en el sur, en Járkov en el este, y en Chernigov en el norte.

Pero algo de lo que sucedió en Bucha pareció traspasar al mundo exterior de una manera diferente. ¿Será que esos cadáveres en la calle fueron la primera evidencia clara de las muertes en ciudades de donde Rusia se había retirado después de un mes de ocupación? ¿Fue el puro impacto de ver los cuerpos de esas personas esparcidos por el suelo, en  la Europa de 2022?

Cualquiera fuera el caso, al día siguiente, los países occidentales reaccionaron con indignación, amenazas de nuevas sanciones y llamamientos a investigar crímenes de guerra. El jefe de la ONU, Antonio Guterres, dijo que estaba "profundamente conmocionado por las imágenes de civiles asesinados en Bucha", mientras que el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que "no se puede evitar ver estas imágenes como un puñetazo en el estómago".

 

Canciller austríaco Karl Nehammer (c) enciende velas en una iglesia tras visitar una fosca común en Bucha, el 9 de abril (AFP / Sergei Supinsky)

 

También comenzó una campaña rusa para desacreditar las acusaciones, sugiriendo que la escena en la calle Yablonska había sido montada por las fuerzas ucranianas y que algunos de los cuerpos fueron filmados en movimiento. Los periodistas están acostumbrados a lidiar con la desinformación, pero es diferente cuando has visto algo con tus propios ojos. Pude decirle al servicio Fact Check de AFP que esas personas estaban claramente muertas y que en ningún momento vimos moverse a ninguna de ellas.

 

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Retrato dentro de la billetera de un cadáver hallado en el sótano de un colegio en Bucha, el 4 de abril (AFP / Ronaldo Schemidt)


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Un forense examina documentos de identidad antes de embolsar a un cadáver en el cementerio de Bucha, el 6 de abril (AFP / Ronaldo Schemidt)


¿Nos habíamos dado cuenta en el momento en que estábamos documentando la historia? A todos los periodistas les gusta pensar que sí, pero en esa calle gris y fría, las tragedias individuales eran lo más importante. Ojalá hubiéramos podido contar de alguna manera las historias de esas personas: quiénes eran, qué hicieron, a quién amaban o incluso cómo murieron. 

 

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Sacerdotes rezan frente a una fosa común en los terrenos de la iglesia de San Andrés en Bucha, el 7 de abril de 2022 (AFP / Ronaldo Schemidt)


 

Con el tiempo, sus historias, y las de miles de personas muertas en circunstancias similares podrán, según las autoridades ucranianas, surgir de una investigación o en un tribunal de crímenes de guerra. Nuestros colegas de AFP han seguido documentando e investigando lo sucedido en Bucha durante ese sombrío mes.

Dado que normalmente tengo mi base en La Haya, sede de la Corte Penal Internacional, es posible que algún día yo mismo termine cubriendo estos casos. Pero hasta entonces, eso es lo que presenciamos y es todo lo que podemos ofrecer a las víctimas por el momento.

 

Manifestación a favor de Ucrania frente al edificio del Reichstag en Berlín, el 6 de abril de 2022 (AFP / John Macdougall)

Danny Kemp es el jefe de la oficina de la AFP en La Haya.  Edición de Fiachra Gibbons y Michaëla Cancela-Kieffer en París. Edición en español de Yanina Olivera Whyte en Montevideo.