La policía toma posiciones en los alrededores de uno de los restaurantes parisinos atacados el 13 de noviembre después de una estampida provocada por falsos rumores, dos días después de los atentados (AFP / Dominique Faget)

La verdad, la media verdad y lo completamente falso

PARÍS, 18 de noviembre 2015 -En las redes sociales, los atentados del 13 de noviembre en París generaron una tormenta todavía más delirante que la que se desató en enero, durante los letales ataques contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo y Hyper Cacher. El hecho de que los acontecimientos se hayan producido simultáneamente en varios lugares de la ciudad contribuyó a multiplicar los rumores de todo tipo. Pero paradójicamente, se registraron menos comportamientos irresponsables y menos teorías conspirativas que diez meses atrás. Como si hubiéramos aprendido algunas lecciones.

La noche del viernes 13, estaba en casa cuando los primeros tuits sobre los ataques comenzaron a aparecer en mi timeline. Muy rápidamente salían de todos lados. Mi adjunta, Amandine Ambregni, de guardia esa noche, ya había hecho llegar los tuits más significativos a la redacción de AFP. Algunas informaciones, como las que hablaban de un tiroteo en el Bataclan, resultaron ser serias. Muchas otras no. La gente tuiteaba sobre disparos y explosiones en el distrito de Les Halles, que finalmente se supo que no ocurrieron nunca. Imposible, en el momento, discriminar lo que era verdad, verdad a medias, o completamente falso.

Cuando salí precipitadamente de mi casa para regresar a la AFP, me sorprendió la cantidad de gente en la calle que iba con los ojos atornillados a sus teléfonos celulares. Todo el mundo estaba conectado a las redes sociales para tratar de saber qué estaba pasando. El más mínimo rumor, ansiosamente esperado, por lo demás, tenía un impacto inmediato y significativo.

Una masa de datos gigantesca y cambiante

No me malinterpreten: durante un evento importante, las redes sociales son un terreno formidable para encontrar información, testimonios, contactos e imágenes de primera mano. Hoy las redes juegan un papel central en el trabajo de los periodistas. El trabajo en el terreno, la búsqueda de fuentes siguen siendo los pilares absolutos. Pero también es necesario tener en cuenta lo que sucede en la red, la dificultad de encontrar la verdad en una masa gigantesca y cambiante de datos.

Para el equipo que monitoriza las redes sociales en la AFP, se trata de manejar mejor este tipo de situaciones y mantener la cabeza fría. Nuestro papel consiste, entre otros, en señalarle a nuestra jefatura de redacción y nuestros reporteros las informaciones creíbles que aparecen en Twitter, Instagram u otras redes, para que sean verificadas. Pero no se trata de asfixiar a nuestros equipos de periodistas ya sobrecargados de trabajo. En esos momentos en los que todo va muy rápido, en los que las fuentes oficiales están desbordadas y no siempre disponibles para confirmar, y en los que todo el mundo está con los nervios de punta, evidentemente el equilibrio no es fácil de encontrar.

En la calle Bichat en París, poco después de que uno de los ataques (AFP / Kenzo Tribouillard)

Para discriminar entre lo que parece serio y lo que parece fantasioso, uno de los principales criterios es la persona que tuitea. Si la información es tuiteada por un periodista, un profesional habituado a verificar los hechos antes de publicar cualquier cosa, es más probable que sea cierta.

Pero nadie tiene el monopolio de la información. De acuerdo con mi búsqueda, la primera persona que tuiteó sobre el tiroteo en el Bataclan fue Benoît Tabaka, un abogado y especializado en temas digitales al cual sigo. No es periodista, pero sé por experiencia que es una persona seria, que nunca tuiteará cualquier cosa. Si habla de disparos en el Bataclan, es probable que sea verdad. De hecho, la información demostrará ser exacta. A diferencia del supuesto tiroteo en Les Halles, anunciado por una gran cantidad de personas que se dejan llevar y tuitean y retuitean automáticamente, sin hacerse ningún cuestionamiento.

El presunto ataque en Les Halles fue la falsa información que se volvió más viral esa noche. La acompañó, al día siguiente, el falso tiroteo de Bagnolet, del que después se supo que habían sido solo petardos. También hubo un reporte de policías fuertemente armados en el hotel Pullman de la Torre Eiffel que, en Twitter, se convirtió en un intercambio de disparos…

La mayoría de estos rumores no son lanzados de mala fe. Pero no hace falta mucho para que la máquina se envalentone. Un simple control policial callejero, un petardo o incluso un tubo de escape sin silenciador pueden transformarse rápidamente en un rumor de atentado tuiteado y retuiteado miles de veces, alimentando la psicosis. En su pleno apogeo, es fácil caer en la trampa: cuando varios ataques mortales ya habían tenido lugar en la capital, otro más parecía de golpe totalmente posible.

Otros rumores resultaron ser "falsos a medias". Un tuit acompañado de una foto decía que había una "fogata de festejo" encendida por los migrantes en la “jungla de Calais” para “celebrar” los atentados en París. Otros tuits decían lo contrario: que se trataba de una expedición para arremeter contra los inmigrantes. Alertamos a nuestros reporteros para que tomaran conciencia, precisando que era dudosa la información: siempre era exactamente la misma imagen (luego descubrimos que había sido tomada varias semanas antes). Tras la la verificación, resultó cierto que se había registrado un fuego esa noche allí. Pero no era una fogata de celebración ni una expedición para castigar inmigrantes, sino un simple incendio eléctrico agravado por fuertes rachas de viento.

Reacciones en cadena

Lo más desesperante son las informaciones no verificadas tuiteadas indiscriminadamente por usuarios que se presentan como “cuentas de medios de comunicación” y que se toman como tales por muchos usuarios que creen sus afirmaciones con los ojos cerrados. El tuit de abajo a la izquierda, que se refiere a los “ataques confirmados” en la plaza de la República, Les Halles y Trocadero -donde no tuvo lugar ningún ataque- fue retuiteado más de siete mil veces. Un tuit casi idéntico (a la derecha), publicado por un completo desconocido, generó más de diez mil retuits. Las reacciones en cadena que contribuyen a agravar el pánico general.

Informaciones incorrectas sobre presuntos ataques en Les Halles o el Trocadero, retuiteadas miles de veces, alimentan el pánico.

¿Cómo estos autodenominados "sites de información" a cargo de voluntarios sin verdaderos corresponsales en el terreno pueden ser fiables en tiempos tan tensos y dramáticos, en los que ya a los medios de comunicación les cuesta discernir lo verdadero de lo falso con equipos de treinta o cuarenta periodistas con sólidas credenciales y trabajando a fondo sobre los atentados? Algunas de estas cuentas seguidas por decenas de miles de personas no asumen ni siquiera sus errores y simplemente borran sus tuits erróneos sin ninguna excusa ni explicación. La AFP, cuando se equivoca, tiene una política de publicar una corrección clara.

Entre los verdaderos "bulos", hay imágenes falsas de Bataclan durante el concierto (de hecho una sala de conciertos en Irlanda), un verdadero-falso tuit de Donald Trump, imágenes que mostraban las supuestas calles desiertas de París el día después de los ataques (en realidad habían sido tomadas todas en medio del sopor de agosto), o incluso el edificio Empire State en Nueva York iluminado con los colores de Francia. Algunos de nuestros colegas, como Les Observateurs de Francia 24, Les Décodeurs del diario Le Monde, Libération y Le Figaro han hecho un trabajo destacable para desmontar estas informaciones falsas y hacer un llamado al público a la prudencia.

En última instancia, es bastante poco cuando se compara con todas las teorías conspirativas, todos los rumores maliciosos y todas las instigaciones a la violencia que proliferaron tras los atentados de enero.

Esta vez, las redes sociales han servido más para buscar a los desaparecidos que para sembrar el odio. Los "avisos de búsqueda" fueron, con mucho, los más retuiteados, y en algunos casos funcionaron. Vimos muchos internautas compartir los mensajes de las autoridades pidiendo no difundir rumores infundados, fotos de escenas del crimen o incluso de lugares donde había controles policiales. También vimos a mucha gente interpelar sin miramientos a los autores de tuits fantasiosos en los que llamaban a no fiarse de los medios institucionales reconocidos que, aunque a veces cometen errores, tienen el objetivo de difundir las informaciones más exactas y las más concordantes posible. Como si, en el transcurso de unos pocos meses, los usuarios de las redes sociales se hubieran vuelto más adultos, más responsable.

¿Los inicios de una tendencia de fondo? Crucemos los dedos…

Grégoire Lemarchand es el responsable del equipo de redes sociales de la AFP en París. Síguelo en Twitter (@greglemarchand). Este artículo fue escrito junto a Roland de Courson (@rdecourson).