La genuina alegría de Messi
La Copa América, el torneo de fútbol más importante de América Latina, fue este año un viaje salvaje. ¡Histórico pero frenético!
Cubrir grandes eventos es lo que la AFP hace mejor (simultáneamente a la Copa América cubrió Wimbledon y la Eurocopa) y mi trabajo como Jefe de Fotografía en Brasil es coordinar, junto con mis jefes en la sede latinoamericana de Montevideo, la cobertura de estos eventos, así como toda la cobertura de noticias que se desarrolle.
En Brasil ya habíamos sido anfitriones de la Copa América anterior, en 2019, que ganó la canarinha.
¿Por qué esta vez fue tan frenética? Porque ¡originalmente se suponía que tendría lugar en Argentina y Colombia! Pero en el último minuto, ambos países se retiraron y Brasil se ofreció a albergar el torneo, que ya había sido suspendido en 2020 por la pandemia.
Eso implicó que nuestro plan de cobertura debió cambiarse radicalmente con menos de una semana de anticipación. Y si ya no era lo suficientemente difícil, todo esto iba a tener lugar aquí en Brasil, uno de los países donde el covid-19 golpea más duramente con casi 20 millones de casos y 550.000 muertos.
Cuatro estadios diferentes sin espectadores durante todas las etapas, excepto la final; fuertes restricciones ante la pandemia; muchas, muchas pruebas de covid-19 (los trabajadores del laboratorio ya nos conocían por nuestro nombre de pila); y la seguridad de nuestro personal ahora tenía que ser planificada con poco detalle y escaso tiempo. La CONMEBOL, encargada de organizar el torneo, trataba de hacer lo mismo.
Adivinamos, predijimos e intentamos poner todas las salvaguardas posibles. Muchos piensan que en fotografía se trata de obtener una "toma de suerte". Pero parte de nuestro trabajo como fotógrafos es reducir al máximo las posibilidades de que las cosas queden libradas a la “suerte”. La consistencia para nosotros lo es todo.
Al final, y pese al apuro, la cobertura fue impecable. Tuvimos grandes tomas, como esta de Silvio Avila del portero boliviano Carlos Lampe y el chileno Ben Brereton.
O esta de Douglas Magno en el mismo cotejo y con los mismos protagoniostas.
Y no faltaron grandes tomas de Neymar, el jugador estrella de Brasil, haciendo su voladora, marca registrada, realizadas por Mauro Pimentel y Nelson Almeida.
También hubo fotos más extravagantes como esta de Douglas Magno en la que Luis Suárez perece morderle el dedo al árbitro: no lo hizo, por supuesto, se ve así por el ángulo de la cámara.
Hubo grandes celebraciones como esta captada por el fotógrafo Evaristo Sa del delantero enmascarado de Perú Gianluca Lapadula, tras anotar frente a Colombia en el estadio Garrincha de Brasilia.
Y también grandes tristezas, como esta foto del boliviano Roberto Carlos Fernández tras caer su equipo por 0-1 ante Chile, tomada por Silvio Avila.
Para el partido final entre Brasil y Argentina, los anfitriones eran los favoritos, pero mi plan era posicionarnos en el campo con la idea no de una victoria de la canarinha, sino de Argentina.
Esto puede parecer contrario a lo que dije antes sobre las probabilidades, que apuntaban a una victoria de Brasil en la que seguramente habría habido júbilo en las calles y entusiasmo nacional. Pero si ganaba Argentina, había una historia mucho más grande para contar: ¡ Messi!
Es que el argentino Lionel Messi es considerado como uno de los mejores futbolistas de la historia. Después de una carrera de elogios y trofeos, a los 34 años todavía había algo que siempre le había sido esquivo: levantar una copa con la camiseta albiceleste.
Para Messi eso había sido una fuente de frustración durante años. Nunca había ganado un torneo para Argentina.
Personalmente lo fotografié en torneos anteriores literalmente siendo atacado por los defensores del equipo contrario como si fueran una manada de leones hambrientos. No era inusual ver a veces a cuatro jugadores encimándolo una vez que tenía el balón porque su habilidad legendaria es siempre una amenaza.
Y además, estaba su amistad con Neymar, con quien jugó en el FC Barcelona. El delantero brasileño ahora milita en el Paris Saint-Germain y Messi está sin equipo, aunque según trascendidos renovaría contrato con el equipo catalán.
Sabíamos que si Argentina ganaba, Messi reaccionaría con una emoción que no habíamos visto antes, celebrando un logro verdaderamente histórico.
Argentina ganó (1-0) y Messi no defraudó. Cuando levantó el trofeo frente a un pequeño grupo de seguidores argentinos, restringido debido a las regulaciones contra el covid, y una multitud de fotógrafos, su rostro cambió dramáticamente.
Parecía que de repente acababa de perder 20 años de edad. Esa alegría genuina y sin filtros que se ve cuando un niño vence su miedo a andar en bicicleta y de repente se da cuenta de la trascendencia de lo que ha logrado. Ese día me dio la mejor foto de un trofeo que jamás haya tomado. La sequía había terminado, él había vencido, y estábamos allí para presenciar la historia del fútbol.
Redacción de Carl De Souza en Rio de Janeiro. Traducción y edición en español: Yanina Olivera Whyte