"Para la estable y próspera Alemania, 2015 fue un año de locura", cuenta el corresponsal de AFP en Berlín Frank Zeller. "La afluencia a nuestro territorio de más de un millón de refugiados generó impresionantes reacciones humanitarias, pero también revivió los temores que creíamos superados desde hace tiempo. Y la forma como el país recibió las campanadas la medianoche el 31 de diciembre en Colonia no augura nada bueno para el próximo año. ¿Veremos en 2016 el regreso de angustias existenciales más odiosas entre los alemanes? Creo que todo el país se está haciendo la misma pregunta. Y hasta ahora las respuestas son variadas".