Los periodistas en general tienden a guardar distancia de sus fuentes, pero a veces estas personas se convierten en amistades, sobre todo cuando trabajan en medio de un conflicto. Esto es lo que le pasó a Ammar Karim, ubicado en la oficina de AFP en Bagdad, donde perdió para siempre a una de sus más valiosas fuentes, que además era un gran investigador y amigo iraquí.