A los 97 años, torero de corazón, periodista de profesión
PUEBLA (México), 2 de noviembre de 2015 - Hay en la AFP un periodista que llevó traje de luces y bajó a la arena para enfrentar un toro. Ese periodista-torero es mexicano y se llama Ernesto Navarrete Salazar, mejor conocido como Don Neto.
Se trata del sobrenombre legendario de un hombre con un recorrido excepcional que ha visto muchos toros en su vida, y que además ha vivido bajo 21 presidentes de México y 17 de Estados Unidos, así como 14 directores de la oficina de la AFP en México.
Porque Don Neto tiene 97 años. Es de lejos el más anciano periodista activo de la AFP, y muy probablemente también el periodista más viejo del mundo. Ya nadie sabe bien cuándo comenzó a trabajar para AFP. Don Neto cree que fue en 1943. A la AFP le parece que fue más tarde, en 1959, cuando se abrió la oficina de México, pero tampoco está muy segura.
El periodista mexicano Ernesto Navarrete y Salazar, alias Don Neto, el 1 de octubre en Puebla (AFP / Ronaldo Schemidt)
Lo cierto es que nació justo antes del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, el 7 de noviembre de 1918 en Veracruz, sobre el Golfo de México, y que colabora con la agencia como corresponsal taurino en Puebla, a 130 km de la capital mexicana.
Una cornada que cambió el destino
Su carrera con un bolígrafo y un micrófono comenzó por accidente, por un toro que lo corneó en el vientre en Aguascalientes en 1939. El joven Don Neto, apasionado del boxeo y más aún del toreo, se preparaba para una carrera en las plazas de toros. Desde dos años antes practicaba como novillero cuando una cornada cambió su destino.
“Tuve que parar por más de un año y mi madre me pidió que no siguiera”.
Entonces se convirtió en periodista, primero como cronista de radio para XEQK y luego en la prensa escrita.
La aventura en la AFP comenzó más tarde, por casualidad.
Don Neto (centro) entrevistando al famoso torero mexicano Fermín Espinosa, "Armillete" (derecha), y junto al legendario matador español Manuel Rodríguez , "Manolete" (izquierda) en México en la década de 1940 (AFP)
"La madre de un amigo torero vendía tacos en la calle. Un día, me enteré de que había una agencia de prensa internacional en esa calle, era la AFP, y para ahí me fui. Fi, ofrecí mis servicios al director de entonces (Robert Katz), que aceptó. Y entonces empecé a escribir despachos de las corridas”.
Tabacos y mujeres hermosas
Era la época en que los toreros eran estrellas que desfilaban con hermosas mujeres del brazo y un habano en la boca. La época en que las corridas desataban muchas pasiones y pocas controversias. Don Neto fue amigo del famoso Manolete y de otros grandes matadores que luego cayeron en el olvido. En sus álbumes de fotos a blanco y negro se les ve a menudo a su lado, al borde de la arena, mientras él sostiene un micrófono.
Narró en directo una corrida desde Sevilla, lo que para entonces fue una primicia, grabó más de 1.200 crónicas de radio, publicó una cantidad incalculable de artículos y despachos. Don Neto fundó la revista “Ovaciones”, dedicada enteramente a la tauromaquia, “que luego le robaron” y dio clases de periodismo taurino. También organizó actos de premiación a los mejores toreros del año, que entregaban las actrices mexicanas más conocidas de la época.
Los matadores acudían a la oficina de AFP a ver a Don Neto. Una vez el torero Alfredo Leal advirtió: “Si Don Neto no comenta la corrida, no toreo”. En otra ocasión, el presidente lo mandó a buscar en plena calle para invitarlo a almorzar y hablar de toros. También entrevistó en el Elíseo al presidente Georges Pompidou, que le habló de la plaza de Nimes, rememora Don Neto.
Hoy Don Neto es un señor elegante, de mirada traviesa, que vive con su hija Marta. El mundo ha cambiado, las corridas también, los trajes de luces han perdido su brillo.
Pero Don Neto está siempre ahí, impaciente ante el inicio de la próxima temporada taurina, con curiosidad por saber que torero se presentará, cuál se revelará en la arena.
Al trabajo con una silla plegable
A veces, su hija lo lleva a la plaza para que escriba desde allí sus despachos. Pero usualmente cubre las corridas desde la televisión.
Parece un ritual.
Antes de que comience la corrida, abre su silla de lona y la coloca contra la pared de su habitación, cerca de su cama, donde cuelga un crucifijo y una foto de juventud de su ya fallecida esposa. Se coloca los audífonos, los lentes de lectura, y toma su libreta y un rotulador negro. Anota, con letras mayúsculas, los nombres de los toreros, de las ganaderías, aprecia la calidad de los pases -verónicas, semiverónicas, mariposas- y la bravura de los animales.
Un recorte de prensa muestra a Don Neto leyendo una crónica taurina en la radio, en una fecha indeterminada (AFP / Ronaldo Schemidt)
“Bajo el volumen porque no quiero escuchar los comentarios. Muchas veces no estoy de acuerdo con ellos. Yo he tenido problemas con los promotores de corridas, porque yo digo lo que veo, digo la verdad, siempre he querido decir la verdad, aunque a veces incomode».
Para él, la tauromaquia es arte. “Pero por eso, es necesario que el torero tenga personalidad”
Bailarín y seductor
Para ser un buen torero se necesitan tres cosas, dice Don Neto. “Cabeza, corazón y estómago. La cabeza para entender el toreo y saber cómo hacerlo, el corazón para tener suficiente coraje para hacerlo y el estómago para tener siempre hambre y ansia de ser un gran torero”.
Don Neto escribe rápido y por teléfono dicta sus notas a la redacción de México.
Don Neto trabajando (AFP / Ronaldo Schemidt)
"Gracias a él", recuerda Leticia Pineda, periodista de la agencia, "fuimos los primeros en informar en 2010 del grave accidente sufrido por el torero español José Tomás en la plaza de Aguascalientes. Después siguió toda la historia y eso nos dio una gran ventaja con respecto a la competencia".
Don Neto dice que se siente orgulloso de trabajar para una agencia internacional, de saber que sus despachos serán leídos en España, Portugal o Colombia. “Siempre muestra la tarjeta de AFP para presentarse”, comenta su hija Marta.
De vez en cuando se presenta en la oficina de la AFP en Ciudad de México, en el barrio de moda Roma, no lejos de la plaza de toros que vio construir. Siempre elegante, discreto y cortés, a veces se le humedecen los ojos durante esas visitas, sumergido en los recuerdos.
El 19 de septiembre de 1985, Don Neto se encontraba en la oficina de la AFP, ubicada entonces en el piso 28 dela Torre Latinoamericana, cuando un terremoto devastó a Ciudad de México y provocó entre 6.000 y 20.000 muertes.
"Cuando comenzó a temblar, estábamos bajando por la escalera. Las paredes se movían, en los muros se abrían grietas. Cuando llegué abajo vi gente arrodillada en las aceras rezando”.
En aquel tiempo, Don Neto organizaba enormes fiestas para los toreros en el hotel Regis, a las que acudía la crema y nata de la ciudad. Pero el hotel se desplomó con el sismo.
Usa estos recuerdos para escribir cuentos sobre corridas, pintar retratos de toreros, paisajes a la orilla del mar, animales. Es también un gran bailarín, amante del swing, “un artista, un seductor”, dice Marta.
Pero es la pasión por el oficio periodístico lo que todavía hoy lo guía. “No podría dejarlo, es su vida entera”.
Sylvain Estibal es el director de la oficina de AFP en México. Sígalo en Twitter